La Comunidad recuperó un total de 9.359 toneladas de aceites industriales usados durante 2024, según datos de SIGAUS. El 100% de este residuo peligroso fue valorizado, siendo transformado para nuevos usos.
Castilla y León registra un importante avance en la gestión de residuos peligrosos con la recuperación de 9.359 toneladas de aceites industriales usados durante 2024. La cifra, proporcionada por el sistema integrado de gestión SIGAUS, refleja el éxito de un modelo que ha logrado valorizar el 100% del material recogido, transformándolo en nuevos recursos y evitando su impacto negativo en el medio ambiente.
Al finalizar su vida útil, el aceite procedente de motores de vehículos o maquinaria industrial se convierte en un residuo altamente contaminante. Su composición, que incluye metales pesados y otras sustancias tóxicas, representa una seria amenaza para los ecosistemas y la salud pública si no se gestiona de manera adecuada y profesional.
La generación de este residuo se produce de forma muy dispersa por todo el territorio, abarcando desde grandes polígonos industriales hasta pequeños talleres en el medio rural. Esta capilaridad exige una logística compleja para garantizar que ni una sola gota acabe contaminando el suelo o el agua, un desafío que el sistema de gestión aborda con un servicio de cobertura universal.
El volumen total de 9.359 toneladas fue recolectado a través de 10.210 operaciones de recogida en un total de 4.930 establecimientos generadores. Estos puntos se distribuyen a lo largo de 1.028 municipios castellanoleoneses, demostrando la amplia cobertura del sistema. Los talleres mecánicos se consolidan como los principales puntos de origen, representando el 43% del total.
Eduardo de Lecea, director general de SIGAUS, subraya el compromiso del sistema: "Una de las premisas básicas de nuestro funcionamiento es el servicio universal. Recogemos en cualquier punto de generación del país, gracias a nuestros acuerdos con prácticamente todas las empresas gestoras que operan en el territorio nacional".
La gestión en las zonas no urbanas es fundamental en una comunidad como Castilla y León. Según los datos de SIGAUS, el 40% del volumen total, es decir, 3.767 toneladas, se recogió en el medio rural. Además, se recuperaron 2.163 toneladas en zonas de montaña y 1.536 toneladas en municipios con menos de 1.000 habitantes.
La protección de enclaves de alto valor ecológico es una prioridad. En 2024, se recogieron 309 toneladas en 255 instalaciones ubicadas en espacios como las Reservas de la Biosfera de la Meseta Ibérica y del Valle de Laciana. Asimismo, se gestionaron 278 toneladas en áreas próximas a ríos, lagos y embalses para proteger los ecosistemas acuáticos.
Todo el aceite usado recogido se somete a un tratamiento para convertirlo de nuevo en un recurso útil. Tras una fase inicial de pretratamiento para eliminar impurezas, se obtuvieron 8.254 toneladas netas de aceite listas para ser valorizadas a través de dos vías principales.
El tratamiento prioritario es la regeneración, al que se destinó el 62% del aceite tratado. Este proceso permite obtener bases lubricantes para formular nuevos aceites, cerrando el ciclo del producto. Con el aceite recogido en la comunidad, se produjeron 3.227 toneladas de nuevos lubricantes, una cantidad suficiente para llenar el cárter de unos 800.000 turismos.
El resto del aceite usado se descontaminó para su aprovechamiento energético. Este tratamiento permitió la producción de 2.789 toneladas de fuel BIA, un tipo de combustible utilizado en calderas y hornos industriales, que sustituye a otros combustibles fósiles más contaminantes.
La correcta gestión de este residuo no solo evita la contaminación, sino que también genera importantes beneficios medioambientales. El aprovechamiento del aceite usado en Castilla y León evitó la necesidad de utilizar 1,8 millones de barriles de petróleo. Además, se impidió la emisión a la atmósfera de 5.136 toneladas de CO?, un impacto equivalente al de 20 vuelos de ida y vuelta entre Madrid y Nueva York con un avión Airbus A350 completo.