Almarza y San Andrés de Soria nos reciben con una ruta de 9 kilómetros. Recorriendo un bosque espectacular de robles, llegamos a la ermita de los Santos Nuevos.
La ruta de este mes nos lleva hasta Almarza y su ermita de los Santos Nuevos. Para llegar desde Soria capital, empleamos la N-111 durante 20 minutos. Una vez entramos en el pueblo, nos dirigimos hacia la plaza donde se encuentra la iglesia de Santa Lucía, lugar en el que aparcaremos nuestro vehículo. Antes de adentrarnos en la senda que nos dirigirá hasta nuestro destino, contemplamos un templo de estilo gótico que se construyó en el siglo XVI con piedras y aparejo de mampostería. Más adelante, en el s. XVII, sufrió varias modificaciones, ya que se le añadió una capilla junto al presbiterio.
Tras observarla detenidamente, iniciamos la expedición, caminando hacia la carretera de Logroño. Nada más cruzar el puente de piedra, levantado encima del río Tera, utilizamos un camino a la derecha, unos metros antes del cruce que lleva hasta San Andrés de Soria. Durante los primeros metros, pisamos mucha paja, dado que se acaba de cortar la broza. Sin detenernos, seguimos paralelos a la carretera general, escuchando los ladridos de una perrera situada a escasos metros.
Después de un kilómetro y medio, cruzamos la vía con mucho cuidado para entrar en la pista que conduce a la ermita. El camino está muy bien señalado con un cartel de madera que se ve perfectamente. Tras unos metros, entramos en la dehesa de San Andrés y de Almarza. Aprovechando la sombra que dan los robles, continuamos por una superficie llana, apta para hacer con familia o amigos, justo antes de toparnos con un cercado en el que pastan numerosas vacas, terneros, caballos y potros. Atravesando un paso canadiense, sistema para que no se puedan escapar los animales, pasamos a escasos metros del ganado.
Sin tiempo que perder, dejamos a nuestra derecha una cruz verde, levantada sobre una base de piedras. Los lugareños que nos encontramos nos explican que la leyenda dice que cada persona que pasa por ese lugar tiene que tirar una piedra. Pocos metros antes de alcanzar nuestro destino, nos topamos con un roble gigante de más de 100 años. Justo detrás de él, encontramos mesas y un abrevadero de piedra en muy buen estado.
Después de esta parada, encaramos la última cuesta antes de llegar a la ermita de los Santos Nuevos. Los habitantes de Almarza y San Andrés de Soria se reúnen el primer domingo de julio en este lugar para celebrar la romería en honor a la Virgen de las Angustias (los habitantes de La Póveda también acudían hace siglos). Aunque en el pasado existió una enorme rivalidad entre las tres localidades para poder llevar las andas del Santo, en la actualidad, la relación es muy buena.
Por otro lado, la ermita también se ve relacionada con una historia muy curiosa. Según dice la leyenda, un caballero que rechazó la pieza de carne que se ofrecía durante la romería se puso malo, sin que ningún médico pudiera diagnosticarle su enfermedad. Sin embargo, él sabía perfectamente de dónde venían sus males. Por ello, mandó a sus criados para que volvieran a por el trozo de carne que rechazó. Ellos hicieron un estofado que lo curó de inmediato.
Tras divisar el templo y su entorno (a la izquierda existe un pequeño corral con mesas y sillas de piedra), regresamos sobre nuestros pasos, empleando el camino de la derecha. Volviendo a pasar por la dehesa y por la zona en la que se encuentran las vacas, utilizamos una senda situada a la derecha para encaminarnos hacia el punto limpio de la localidad y hacia su polígono. Si dirigimos nuestra vista hacia la izquierda apreciamos a lo lejos el acebal de Garagüeta. Continuando recto, llegamos hasta San Andrés de Soria, pueblo que atravesamos para llegar a la plaza en la que se sitúa el museo etnográfico. Precisamente, en este lugar se coloca en Navidad uno de los belenes más emblemático de toda la provincia.
Tras esta breve parada, giramos a la izquierda, dirigiéndonos al cruce que nos devolverá a nuestro punto de partida. Por este camino, se traslada el Arca de Almarza todos los años. Hecha con madera de roble de hace más de 3 siglos, contiene documentos que atestiguan los privilegios de Almarza y San Andrés de Soria. Cada 6 de enero, el arca pasa de un pueblo a otro para su guarda.
De vuelta en Almarza, cruzamos el puente de piedra por debajo, apreciando la belleza del Tera y disfrutando de la Ribera Encantada de Almarza. Este espacio mágico cuenta con numerosas hadas, duendes y animales fantásticos en un paraje natural que supone un auténtico remanso de paz y que pone el broche de oro a nuestra ruta.
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