Desde el río a la plaza Mayor, de San Saturio a la calle Real, de Santo Domingo a la Dehesa. Una noche cualquiera entre semana Soria es una ciudad tan tranquila que el peso de las piedras casi te hace preguntarte si está habitada. La llegada del otoño y el cambio de hora adelantan el horario en que las sombras salen a pasear y farolas y focos iluminan, en ocasiones con más suerte que otras, fachadas, puentes, iglesias y parques. Sara Roncal, de Viksar Fotógrafia, recorre el anochecer de la capital soriana con su cámara para Soria Noticias.