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CAPITAL
Actualizado 13/11/2025 21:10:53
Pedro Calavia

La agrupación de afectados por esta dolencia celebra una conferencia sobre una de las consecuencias de la misma. Una enfermedad que muchos afectados desconocen y que afecta en torno al 15% de la población española.


Este viernes se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una dolencia en España afecta, según indican en la Asociación Española de Diabetes -entidad científica multidisciplinar sin ánimo de lucro- alcanza al 14,8% de la población, esto es, uno de cada siete adultos. Nuestro país refleja la segunda tasa más alta de toda Europa.

Al hilo de esta fecha, ADS (Asociación de Diabéticos de Soria), organizaba este jueves una conferencia sobre el pie diabético, una de las afecciones que ligadas a esta enfermedad. En una población como la que cuenta la provincia de Soria, serían en torno a 14.000 las personas afectadas, con o sin diagnóstico.

La ponencia, en el centro Gaya Nuño ha sido impartida por la enfermera y experta en heridas crónicas, Mercedes Martínez Delgado, para arrojar luz sobre los peligros de este tipo de patología que, según advierte, a menudo se ignora hasta que las consecuencias son irreversibles.

Martínez, con una extensa trayectoria como enfermera de prisiones durante 35 años y una sólida formación académica que incluye una licenciatura en Antropología y un doctorado en investigación en Ciencias de la Salud, ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de las heridas crónicas. Su mensaje se concreta en que la prevención y el conocimiento son las mejores herramientas para combatir una dolencia que puede tener un desenlace para nada aconsejable.

La conferenciante ha subrayado lo significativo que supone prestar atención a una parte del cuerpo que con frecuencia se pasa por alto. "Al pie nunca le damos mucha importancia. Lo tenemos un poco alejado del cuerpo" y de ahí que su atención pueda pasar desapercibida. Sin embargo, en una persona con diabetes, esta falta de atención puede ser crítica.

¿Qué es el pie diabético y por qué es tan peligroso?

El pie diabético es una alteración clínica que surge como consecuencia de los altos niveles de glucosa en sangre mantenidos en el tiempo. Estos rangos afectan directamente al sistema nervioso y vascular, provocando una pérdida progresiva de la sensibilidad en las extremidades. La neuropatía es el origen del riesgo, ya que la persona deja de percibir estímulos que normalmente generarían malestar o dolor, y consiguientemente, una alarma.

"No nos duele cuando pisamos una china, no nos molesta cuando nos roza un zapato, y cuando nos queremos dar cuenta, tenemos una herida muy considerable", ha detallado. Una pequeña ampolla, un corte o una rozadura que en una persona sana sanaría sin problemas, en un paciente diabético puede convertirse en una úlcera profunda que se infecta con facilidad.

La anatomía del pie, según la ponente, agrava el riesgo, ya que facilita que una infección localizada se extienda rápidamente. "Es muy fácil que una infección del pie se transmita a todo el organismo", ha advertido, lo que puede derivar en una sepsis con riesgo vital.

La primera causa de amputación no traumática

Una de las afirmaciones más contundentes de la experta se ha centrado en la consecuencia más grave del pie diabético. "La diabetes es la primera causa de amputación no traumática del miembro inferior", ha reseñado. La estadística excluye las amputaciones debidas a accidentes de tráfico o laborales, lo que dimensiona la magnitud del problema. Cuando las heridas se complican, los tejidos pueden necrosarse, esto es, morir, y en muchos casos la única solución para salvar la vida del paciente es la amputación de dedos, parte del pie o incluso la pierna.

Prevenir la diabetes tipo 2: un cambio en el estilo de vida

Aunque la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que no se puede prevenir, la conocida como tipo 2, la más prevalente, está estrechamente ligada a los hábitos de vida. Martínez ha subrayado la importancia de la prevención de la propia enfermedad como la estrategia más eficaz. "Si tenemos una vida sana, con una con una dieta adecuada, evitamos la obesidad y hacemos ejercicio, los niveles de glucosa en sangre van a estar más bajos", ha asegurado.

Este mensaje es especialmente relevante al ser observado un preocupante cambio de tendencia. La diabetes tipo 2, tradicionalmente conocida como "la diabetes del adulto", está apareciendo en edades cada vez más tempranas.

"Ahora se está viendo en adultos jóvenes, precisamente por el aumento de la obesidad que hay en toda la sociedad", ha razonado. La lucha contra el sedentarismo y la mala alimentación se convierte, por tanto, en una prioridad de salud pública para frenar no solo la diabetes, sino también sus graves complicaciones, como el pie diabético.

Una realidad preocupante

Por su parte, en la ADS estiman que las cifras estadísticas sobre esta dolencia ocultan una realidad aún más preocupante ya que un gran número de afectados no lo saben. "Hay mucha gente sin diagnosticar porque la diabetes es una enfermedad muy sorda y que cuando da la cara es cuando ya hay problemas importantes", ha explicado Rosa Sanz Sanz, vocal de la asociación.

Esta agrupación, que actualmente cuenta con algo más de un centenar de asociados, se enfrenta a un desafío demográfico significativo. La mayoría de sus miembros son personas de edad avanzada, lo que dificulta la organización de actividades y la captación de nuevos asociados. "Es una asociación muy pequeña y con pacientes muy mayores, con lo cual nos interesaría muchísimo captar a gente más joven", ha señalado Sanz. El objetivo es concienciar a las nuevas generaciones de que los problemas de salud se acumulan con el tiempo y la prevención es fundamental.

Una labor de concienciación limitada por los recursos

A pesar de las dificultades, la asociación mantiene un programa de actividades constante para apoyar a sus miembros y difundir información vital. A lo largo del año, organizan varias charlas como la de hoy -la próxima será el 11 de diciembre a las 19:00h sobre el ejercicio físico, en el mismo lugar- centradas en los pilares del control diabético.

Además de estos encuentros, la asociación edita una revista que distribuye tanto en formato digital como en papel entre sus socios. Sin embargo, las limitaciones son evidentes. "Contamos con muy pocos socios y, además, de una edad muy avanzada, con lo cual movernos con ellos es muy complicado", ha lamentado Sanz. Esta situación deja fuera de su alcance a perfiles como los diabéticos tipo 1 o los más jóvenes, quienes a menudo se encuentran dispersos y no integrados en este colectivo.

El perfil del diabético y la importancia del autocontrol

Sin ser una dolencia exclusiva de la tercera edad, la diabetes afecta a todas las edades, también en Soria. Se han diagnosticado casos en niños de tres, cuatro y cinco años. Si bien el perfil más habitual es el de una persona mayor de 60 años con diabetes tipo 2, la diabetes tipo 1 y juvenil también tienen una presencia notable. Este escenario subraya la importancia de promover hábitos saludables a partir de la infancia.

Para un diabético, el estilo de vida no es una opción, sino la base de su tratamiento. El control de la enfermedad se sustenta en tres pilares: la alimentación, el ejercicio y la medicación prescrita por los profesionales sanitarios. Afortunadamente, los avances tecnológicos han facilitado el seguimiento. "Ahora estamos mucho más monitorizados, tenemos medios en los que podemos saber cada día cómo estamos, poder ajustar nuestra medicación, poder incrementar o no nuestros alimentos", ha observado Sanz.

El sistema sanitario y la responsabilidad individual

En la ADS consideran que el paciente diagnosticado en Soria recibe un buen seguimiento por parte del sistema sanitario. Sin embargo, han identificado un punto débil que pudiera afectar directamente a la calidad de la atención. "El handicap de Soria es la pequeña cantidad de endocrinos que hay, por lo cual, las visitas a veces se alargan en el tiempo", ha detallado la vocal de la agrupación que preside Ángel García Romero.

A pesar de este obstáculo, Sanz ha querido lanzar un mensaje de corresponsabilidad. De hecho, admisible es que el papel del sistema sanitario es fundamental, pero el éxito del tratamiento depende, en última instancia, del propio paciente. "Nuestros médicos nos pueden hacer un buen control, pero esta enfermedad que cada uno debemos asumir, porque si no hay un buen control por nuestra parte, da lo mismo lo que nos prescriba el profesional", ha concluido.

Es el trabajo diario y la disciplina personal lo que marca la diferencia en la convivencia con una enfermedad crónica que exige atención constante.

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