La increíble cantidad de setas que crecen a lo largo y ancho de nuestra provincia hace que el recolector siempre tenga que estar alerta. Es importante conocer estos ejemplares.
El otoño viste los montes de Soria con una paleta de colores ocres y rojizos, invitando a miles de aficionados a la micología a calzarse las botas y coger la cesta. Sin embargo, bajo la aparente belleza de un sombrero colorido o una forma familiar, puede esconderse un peligro mortal. La recolección de setas es una tradición que exige conocimiento, prudencia y, sobre todo, un respeto absoluto por la naturaleza. Confundir una especie comestible con su doble tóxica puede tener consecuencias fatales, un riesgo que ni el recolector más experimentado debe subestimar.
Para arrojar luz sobre este campo minado de belleza y peligro, Verónica Diosdado, quien imparte talleres en el oeste de la provincia de Soria y otras regiones limítrofes con su empresa Juniperus Ecoturismo, ha compartido su conocimiento. Su mensaje es claro: “La confianza ciega y la improvisación no tienen cabida en el monte”. Especies como la Amanita pantherina, que “puede confundirse con la comestible Amanita rubescens”, o los peligrosos Cortinarius, cuyo “veneno actúa de forma silenciosa durante días y puede acabar con la vida de una persona sin que tenga un mínimo indicio de su destino fatal”, son solo algunos ejemplos de las trampas que esconde el sotobosque.
Diosdado ha detallado las características de algunas de las setas más peligrosas y las confusiones más comunes, ofreciendo claves para que una jornada de recolección no termine en una visita a Urgencias o en una conclusión mucho peor. Porque, como ella misma subraya, “en el mundo de las setas, la ignorancia no es una excusa, sino un riesgo letal”.
Verónica Diosdado nos abre las puertas de cuatro especies que son realmente peligrosas, mientras que detalla la importancia de saber identificar bien a una quinta seta. Se trata de la Amanita phalloides, la Colmenilla, la Seta de los Caballeros, la Amanita muscaria y la Macrolepiota.
Conocida como la orejona verde o el cáliz de la muerte, es la responsable de la mayoría de intoxicaciones mortales. Identificarla es crucial, aunque no siempre es sencillo. Una de las confusiones más peligrosas es con la Amanita citrina, de aspecto similar pero amarillento.
Posee volva y anillo, y tiene un rasgo distintivo que puede engañar: su sombrero de tonos verdosos. La experta lanza una advertencia fundamental, asegurando que el color “es en lo último en lo que te tienes que fiar, porque se puede borrar con la lluvia”. Para diferenciarla de la Amanita citrina, la clave reside en el olfato, ya que esta última “desprende un inconfundible olor a patata cruda”. Además, desmonta un peligroso mito popular: “Eso de que si vemos una seta mordida la podemos comer con tranquilidad, no es verdad”. Explica que animales como los conejos pueden consumirla sin sufrir ningún tipo de daño.
Apreciada en la alta cocina por su textura y su interior hueco, ideal para rellenar, la colmenilla esconde una peligrosa dualidad: es tóxica en crudo. Un mal consumo puede acabar con la vida.
Aunque no tiene popularidad de ser una seta con efectos perjudiciales, su consumo seguro exige un tratamiento muy específico que no todo el mundo conoce. “Para poder consumirla hay que secarla completamente, deshidratarla en su totalidad para eliminar su toxina y, además de deshidratarla, hervirla y tirar el agua”, precisa Diosdado. Saltarse uno de estos pasos mantiene la toxicidad y puede causar graves intoxicaciones. La experta recuerda el trágico caso de un restaurante donde un cliente falleció tras consumir una colmenilla cruda. Se puede consumir, sí, pero cumpliendo los pasos detallados.
Los populares parasoles o apagadores son excelentes comestibles, pero su recolección exige una identificación impecable para no confundirlos con sus primas pequeñas y mortales.
Es comestible, pero es muy importante que no haya confusiones entre esta y la Lepiota, cuyo consumo acaba con la vida de un humano. Estas últimas, de menos de 8 centímetros de diámetro, contienen toxinas tan letales como las de la phalloides. Por ello, Diosdado recomienda una regla de oro: “Recolectar siempre ejemplares con un diámetro de sombrero superior a los 14 centímetros. Además, hay que verificar tres características clave: un pie atigresado (similar a la piel de una serpiente), nunca liso; un anillo doble que se pueda desplazar por el pie sin romperse; y que la carne no enrojezca al corte".
La icónica seta de los cuentos, con su llamativo sombrero rojo salpicado de pintas blancas, es tan atractiva como peligrosa. Es conocida por sus propiedades alucinógenas, pero peligrosa.
Su consumo es una ruleta rusa. “Una Amanita puede tener en esos gramos o en esos centímetros mucha más dosis que otra”, advierte Diosdado, explicando que la concentración de toxinas es impredecible y el riesgo de “perder la cabeza” es real.
Más allá de su toxicidad, esta seta esconde curiosidades fascinantes. Su nombre “proviene de su capacidad para generar una sustancia insecticida para las moscas”. Pero lo más sorprendente es su naturaleza carnívora: “Se alimenta de los nemátodos que parasitan las raíces de los árboles, actuando como aliada para la salud de los bosques”.
La Tricholoma equestre, o seta de los caballeros, es el ejemplo perfecto de cómo una especie considerada comestible durante años puede revelarse como un enemigo silencioso y mortal.
Su toxicidad no es inmediata, sino acumulativa. “Su toxina la vas acumulando con el paso del tiempo”, señala la experta. “Yo, puede que la pueda comer 3 veces y tú puede que la puedas comer 5 veces, pero yo a la tercera vez que la coma y tú a la quinta... mueres, directamente”. Este efecto retardado provocó muertes inexplicables hasta que se descubrió su peligro, retirándola de la lista de especies comerciales y prohibiendo su venta. Por lo tanto, nunca puedes fiarte de ellas, ya que puede que en la primera ingesta te guste y no te pase nada, pero a medida que continúa su consumo tenga efectos irreversibles.
Hay un hongo que está prohibida su recolección en Castilla y León. La Melena de León, Hericium erinaceus. Crece en los troncos de robles y hayas, y le cuelgan espinas blancas.
La experta ha compartido varios consejos que te pueden salvar la vida a la hora de recolectar setas.