Aporso critica la estricta normativa autonómica que regula las granjas de cerdos y espera que las conversaciones con la Consejería de Medio Ambiente lleguen a buen puerto. Defienden que generan 1.500 empleos en el medio rural, respetan el medio ambiente y "tenemos territorio y ganaderos dispuestos a crecer hasta un 40%".
El sector porcino de Soria asegura que la estricta y, en ocasiones, exclusiva normativa de Castilla y León está provocando el cierre de explotaciones en la provincia. En el último año, según las cifras que maneja APORSO, una docena de granjas han cesado su actividad, una sangría que contrasta con el potencial de crecimiento de un sector que genera 1.500 empleos directos en el mundo rural. Así lo ha manifestado Miguel Ángel Ortiz, presidente de la Asociación de Productores de Ganado Porcino de Soria, en el marco de la asamblea general de la entidad celebrada este 26 de noviembre.
La reunión anual, que ha abordado la aprobación de cuentas y las actuaciones de la asociación, ha tenido como telón de fondo la creciente preocupación por un marco regulatorio que, según Ortiz, impone "trabas inexistentes en otras comunidades autónomas". Esta situación ha llevado a la renovación de un vocal en la junta directiva, precisamente por el cierre de su explotación, un hecho que simboliza la difícil coyuntura que atraviesan algunos ganaderos.
Una normativa “única y exclusiva”
El presidente de APORSO asegura que los cierres no son consecuencia de una crisis de mercado, sino de "barreras administrativas" que dificultan la viabilidad de las granjas. "Nos piden adaptaciones que son únicas y exclusivas en Castilla y León", ha explicado Ortiz. Entre los ejemplos más sangrantes, ha destacado la obligación de construir las fosas de purines en dos partes o las restricciones para adaptar las instalaciones antiguas situadas a menos de un kilómetro del casco urbano.
Desde APORSO se mantienen conversaciones y mesas de trabajo con la Consejería de Medio Ambiente para revertir esta situación. La petición es clara: "Tan solo queremos las mismas condiciones que tienen los ganaderos en el resto de España", ha señalado el presidente.
El potencial de crecimiento frente a las trabas
Soria cuenta con una densidad ganadera muy inferior a la de otras potencias europeas. "Hablamos de 48 cabezas por kilómetro cuadrado, cuando en Dinamarca, Holanda o Cataluña hay unas 300", ha detallado Ortiz. Esto significa que la provincia tiene capacidad para crecer. "Esta cifra se podría multiplicar un 40% porque tenemos territorio para ello y ganaderos que quieren hacerlo", ha asegurado.
Este crecimiento no solo tendría un impacto económico, sino también demográfico. Con unas 400.000 cabezas de ganado y 1.500 empleos directos, el porcino es un motor de vida en el medio rural. "Las granjas de porcino llenan de niños las escuelas rurales y en cualquier pueblo donde hay granjas, hay vida", ha defendido con orgullo el presidente de APORSO.
Compromiso con la sostenibilidad y la innovación
Frente al coste social y los ataques que a veces sufre el sector, Ortiz ha reivindicado el firme compromiso de los ganaderos con la sostenibilidad y el medio ambiente. Durante la asamblea, se ha impartido una charla formativa sobre la huella de carbono y la descarbonización, demostrando la voluntad del sector de estar a la vanguardia.
Los datos respaldan este compromiso. En los últimos 20 años, la huella hídrica por kilo de carne producido ha bajado un 40%. En cuanto a los gases de efecto invernadero, el objetivo europeo para el porcino español era una reducción del 3% para 2027, pero ya se ha alcanzado una bajada del 16%. "Creo que es innegable el compromiso que tienen los ganaderos de porcino en esta cuestión", ha afirmado Ortiz.
Un mercado estable con la vista puesta en el exterior
A pesar de la caída en el número de cabezas en Castilla y León, la eficiencia y la tecnología, incluyendo la inteligencia artificial, permiten mantener la producción. La demanda, especialmente en Europa, sigue siendo fuerte gracias al prestigio de la carne española por su calidad y bienestar animal.
Sin embargo, existen incertidumbres, como las medidas antidumping de China y la competencia de países con normativas menos exigentes. La duda, según Ortiz, es si el consumidor europeo seguirá valorando a largo plazo los esfuerzos en sostenibilidad y bienestar animal frente a carnes más baratas de otros orígenes.