Más de 6.000 personas visitan durante todo el mes de diciembre unos belenes en los que la imaginación es fundamental.
La ruta de los Belenes de Almarza dio ayer por la mañana el pistoletazo de salida a una nueva edición. Un total de 11 belenes, repartidos por varios pueblos, forman parte de una iniciativa que atraerá a más de 6.000 personas durante un mes de diciembre en el que estas localidades resplandecen. “Creemos que va a tener más éxito que en años anteriores. Es una apuesta muy fuerte en la que siempre intentamos innovar”, manifiesta la alcaldesa de Almarza, Ascensión Pérez.
Los pueblos participantes en esta ruta tan especial son Almarza, San Andrés de Soria, Gallinero, Lumbreras, Tera, Segovieja, Cubo de la Sierra y Sepúlveda de la Sierra. “No sabemos exactamente el impacto que tiene, pero está claro que un porcentaje amplio de las personas que nos visitan aprovechan para comer, para comprar cosas…”, sentencia una primera edil que también destaca que esta ruta sirve para desestacionalizar el turismo. Los turistas que se acercan hasta Almarza y alrededores proceden de diferentes lugares como La Rioja o Aragón. En esa dirección, Pérez incide en que numerosos colegios organizan visitas para conocer de primera mano estas elaboraciones artesanas. De la misma manera, varios ayuntamientos de diferentes zonas también organizan excursiones para que sus vecinos presencien estos belenes.
Una de las novedades de este año es un novedoso belén hecho por los más pequeños con plastilina: “La gente tira de imaginación y de recursos naturales para dar vida a estas obras de arte”. Gracias a todo ello, dan lugar a una iniciativa única en la provincia, en Castilla y León y en España. Aunque existen belenes sueltos en otros puntos, “creo que no hay nada igual”.
En ella, la originalidad marca la diferencia: “Hay tantísimos detalles que no me podría quedar con uno solo. Animo a la gente a que venga y que los conozcan ellos mismos”. La colaboración de los vecinos también es esencial. Personas de todas las edades se esfuerzan durante meses para dar vida a estos belenes que se convierten en un reclamo para unos pueblos que laten con más fuerza que nunca en estas fechas navideñas.