La provincia de Soria afronta un viernes marcado por las precipitaciones generalizadas y un notable viento de componente oeste. A pesar de la inestabilidad atmosférica, los termómetros registrarán un ascenso tanto en las mínimas como en las máximas.
Los paraguas se convierten este viernes en el complemento indispensable para los sorianos en una jornada que amanece marcada por la inestabilidad atmosférica y los cielos cubiertos. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha pronosticado un día gris en el que las precipitaciones serán las protagonistas indiscutibles en prácticamente toda la geografía provincial, acompañadas de brumas y bancos de niebla que podrían dificultar la visibilidad, especialmente en las zonas de montaña. No obstante, y pese a la sensación desapacible que generan el agua y el viento, los termómetros darán un respiro con un ascenso generalizado de las temperaturas, alejando momentáneamente las heladas más severas de los núcleos urbanos.
En la capital, la probabilidad de precipitación alcanza el 100 % durante la primera mitad del día, manteniéndose muy elevada, en un 95 %, durante la tarde. Los sorianos se encontrarán con una ciudad pasada por agua y bajo la influencia de un viento del oeste que soplará a una velocidad constante de 25 kilómetros por hora, pudiendo alcanzar rachas máximas de 40 kilómetros por hora. Respecto al mercurio, la capital registrará una mínima de 4 grados y una máxima que podría escalar hasta los 10 grados al final de la jornada, ofreciendo un ambiente menos gélido del habitual en estas fechas de diciembre.
La situación no difiere demasiado en el resto de la provincia, donde la cota de nieve se situará inicialmente en los 1.500 metros para ascender progresivamente hasta los 1.600 metros a medida que avance el día. En la Ribera del Duero, concretamente en la localidad de San Esteban de Gormaz y El Burgo de Osma, el viento cobrará un protagonismo especial. En la villa burgense se esperan las rachas más fuertes de las localidades de referencia, alcanzando los 45 kilómetros por hora, lo que incrementará la sensación de incomodidad pese a que las temperaturas calcarán los registros de la capital, oscilando entre los 4 y los 10 grados centígrados.
Por su parte, la localidad de Almazán presenta un panorama similar, con cielos cubiertos y lluvia escasa pero persistente durante toda la jornada. La villa adnamantina destacará por registrar la temperatura máxima más alta entre los principales núcleos de población, pudiendo alcanzar los 11 grados, mientras que la mínima se quedará en los 3 grados. A nivel general, AEMET ha advertido de que las precipitaciones serán débiles y dispersas, aunque más frecuentes en zonas de montaña, donde no se descarta alguna helada débil, configurando así un viernes puramente otoñal a las puertas del invierno.