CASTILLA Y LEóN
Actualizado 27/12/2025 12:40:48

Castilla y León registra un récord histórico de 191 territorios de águila imperial ibérica en 2024, consolidando su recuperación desde las 16 parejas de finales de los 90. Segovia y Ávila lideran la población de esta especie, cuya expansión ha dejado obsoletas las áreas críticas definidas en 2003.

La recuperación del águila imperial ibérica en la comunidad autónoma continúa imparable. Castilla y León ha alcanzado en 2024 un nuevo máximo histórico con 191 territorios localizados, una cifra que consolida la tendencia de crecimiento sostenido que la especie experimenta desde finales de la década de 1990. Los datos, hechos públicos este sábado por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, confirman el éxito de las medidas de conservación implementadas, situando a la región como un referente en la protección de esta rapaz emblemática.

El informe del censo de 2024, elaborado en el marco del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad, revela una evolución demográfica espectacular. La especie ha pasado de una situación crítica, con un mínimo histórico de apenas 16 parejas entre los años 1997 y 1999, a superar el centenar de territorios en 2019 y rozar los doscientos en la actualidad. Esta recuperación no solo es numérica, sino también geográfica: el área de distribución se ha expandido notablemente, pasando de ocupar 16 cuadrículas UTM (de 10x10 kilómetros) en 1998 a estar presente en 125 cuadrículas en el último censo.

Por provincias, la distribución de los territorios muestra una clara concentración en el sur de la Comunidad, aunque la expansión es evidente. Segovia se sitúa a la cabeza con 59 territorios, seguida muy de cerca por Ávila, que registra 47. Valladolid cuenta con 40 territorios, mientras que el resto se reparten entre Burgos (14), Zamora (14), Salamanca (12) y Palencia (5). El censo ha sido posible gracias al trabajo de campo de técnicos, agentes medioambientales y celadores, coordinados por la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal.

Entre los factores determinantes para este éxito biológico, la Junta de Castilla y León destaca la eficacia de la gestión forestal sostenible y la lucha contra las causas de mortalidad no natural. En concreto, se ha trabajado intensamente en la corrección de tendidos eléctricos para evitar colisiones y electrocuciones, una de las principales amenazas para estas aves. Asimismo, la recuperación de las poblaciones de conejo silvestre en áreas de la cuenca del Duero y la alimentación suplementaria en territorios específicos han resultado claves para la viabilidad de las nuevas parejas.

Sin embargo, la rápida expansión del águila imperial ha dejado obsoleta la normativa de protección vigente. El Plan de Recuperación aprobado en 2003 definía unas «áreas críticas» que hoy apenas cubren la realidad de la especie. De hecho, en 2024, solo el 11,5 % de los territorios de nidificación se encontraban dentro de estas zonas protegidas originalmente. Este desfase evidencia, según se desprende de los datos autonómicos, la necesidad de revisar y actualizar los criterios de designación, ya que la rapaz ha colonizado nuevos espacios fuera de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) tradicionales de Ávila y Segovia.

En cuanto a los hábitos de nidificación, el estudio de 2024 ha caracterizado el sustrato utilizado en 152 territorios. La preferencia de estas rapaces es clara: el 65 % de los nidos se ubicaron sobre pinos, mientras que un 28 % se localizaron en chopos. Estos datos refuerzan la importancia de mantener criterios homogéneos de gestión forestal tanto en montes públicos como en fincas privadas, dado que una cuarta parte de los territorios se encuentran en montes gestionados por la administración autonómica o con planificación forestal vigente.

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