Los sorianos acuden en masa a los cementerios de la provincia. / SN


CAPITAL
Actualizado 01/11/2013 20:43:54

La festividad de Todos los Santos llena los cementerios que lucen su esplendor en una muestra de afecto hacia los que quedaron atrás. El obispo Melgar subraya que "la vida adquiere auténtico sentido si sabemos que no termina aquí".

Decenas de miles de personas y muchas más unidades florales han llenado los cementerios de la provincia en este día 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos. Una jornada que en muchas ocasiones se ha venido preparando con la limpieza de las sepulturas que en su gran mayoría aparecen pulcras y adornadas con coloridos ramos de flores.

El día, que ha transcurrido con una temperatura agradable para las fechas del año, ha servido para orar ante el último lugar donde reposan los seres queridos tras haber dejado esta vida. Día de encuentros y de oración frente a sepulturas y panteones, y también de encuentro con familiares y amigos residentes fuera de la provincia que han hecho un alto en esta festividad para acudir a visitar el cementerio.

Ante esta solemnidad, el obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar, ha publicado una carta pastoral en la que invita a mirar al cielo, en vez de al suelo, ya que la sociedad actual vive sin preocuparse de lo que hay tras la existencia en la Tierra y sin interesarse por lo que hay tras la muerte. Una sociedad que "se resiste a pensar y hablar de esta realidad segura, que es la muerte, que a todos nos llegará; tiene alergia a todo lo que sea pensar en lo que le espera en la otra vida, que es real".

En su reflexión, el pastor diocesano ha observado que el olvido a dejar de vivir se prodiga con frecuencia, pero siempre está presente con el fallecimiento de algún ser querido o conocido. Por ello en este mes de noviembre que la Iglesia dedica a los difuntos, ha de servir, en palabras del prelado también para dar gracias a Dios por aquellas personas vivieron santamente, y también por aquellas que compartieron "nuestra vida terrena y que ya no pueden hacerlo porque su vida aquí en la tierra se terminó" y por quienes se ha de orar para que alcancen la vida eterna.

Melgar ha incidido en que "no debemos tener temor a la muerte" aunque ha remarcado que las acciones en vida tienen su repercusión ante Dios tras dejar el mundo de los vivos. "Él nos pedirá cuentas de cómo hayamos aprovechado nuestra vida terrena, cómo hayamos administrado la multitud de gracias recibidas, cómo hayamos aprovechado las oportunidades de llegar a ser unos buenos hijos suyos".

Por último, ha significado que la vida no tiene un "destino fatal" aunque no sea comprendido totalmente por el ser humano, por lo que "no debemos entristecernos, ni paralizarnos ni hacer que vivamos en la Tierra sin compromiso por con mundo mejor, sino todo lo contrario". Así, ha alentado a meditar sobre la vida y a reflexionar sobre el Evangelio, para estar dispuestos, "con las lámparas encendidas" en cada momento ante ese paso ya que la existencia "adquiere auténtico sentido si sabemos que no termina aquí".
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