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Actualizado 13/02/2012

Ya en la siguiente ronda al Numancia le tocó un rival de mayor envergadura: la Real Sociedad. Pese a que los donostiarras eran de Primera División se vieron sorprendidos en la ida por el empuje rojillo y perdieron 2-0 en Los Pajaritos. Aun así, en Anoeta los vascos se repusieron y en apenas 30 minutos lograron igualar la eliminatoria. Todo hacía indicar que en la segunda mitad la Real iba a lograr el tercer gol que le diera el pase, pero el Numancia se repuso al susto inicial y llegó vivo a la lotería de los penalties, donde logró la gesta de seguir adelante.

En los dieciseisavos de final el rival volvió a ser otro equipo de la máxima categoría: el Racing de Santander. El 0-0 cosechado en Los Pajaritos pareció condenar a sorianos, que se la tendrían que jugar en el Sardinero. Nada más lejos de la realidad, pues el Numancia volvió a obrar el milagro ganando 0-1. Ya en los octavos de final, el adversario fue el Sporting de Gijón, del que también dieron buena cuenta los rojillos. Tras ganar en la ida 2-1 y sufrir de lo lindo en El Molinón, donde el 0-0 no se movió del marcador, el Numancia se coló en los cuartos de final, entre los ocho mejores.
Allí el reto se complicó aún más todavía, pues no le esperaba un equipo cualquiera, sino el Barcelona de Johan Cruyff, que si bien ya no practicaba el delicioso fútbol que le llevó a jugar dos finales de la Copa de Europa en tres años tenía a varias estrellas bastante temibles. La expectación para el partido fue máxima. El club se vio desbordado ante la petición de entradas y tuvo que ampliar el estadio con varias gradas supletorias. Además en los medios de comunicación no se hablaba de otra cosa, todos querían ver el duelo de David contra Goliat. De hecho, había tanta expectación que hasta la familia real tuvo su representación en el partido con la presencia de la Infanta Elena.
Pese a la categoría de su rival, el Numancia no se amilanó y llevó el delirio a las gradas cuando en el primer minuto Kike Alonso adelantó a los rojillos. Un resultado que se mantuvo hasta la segunda mitad, cuando el Barça le dio la vuelta al resultado tras una más que previsible reprimenda de Cruyff en el descanso. Cuando el partido estaba agonizando y los jugadores del Numancia ya estaban casi todos exhaustos, Movilla, probablemente más impulsado por el aliento de la afición que por su propio físico, se pegó una carrera increíble que tuvo su premio: el 2-2 definitivo.
El resultado escoció mucho al Barcelona, en especial a Johan Cruyff, que no dudó en criticar públicamente a sus jugadores:“Actuando así hay algunos que no tienen derecho a estar aquí”. El holandés también fue demoledor cuando fue preguntado sobre por qué no realizó ningún cambio durante el partido: “Si algunos estaban dispuestos a hacer el ridículo, lo mejor es que lo hicieran durante todo el partido”.
El Numancia había logrado lo que nadie hubiera imaginado: llegaba vivo al partido de vuelta en el Camp Nou. Una vez en la Ciudad Condal, los sorianos fueron recibidos como héroes y decidieron algo cuando menos curioso: hospedarse en el hotel Numancia de la calle ídem. A muchos le sorprendió que para la vuelta el Numancia ensayara los penalties por si se volvía a repetir el 2-2 de la ida, pero Lotina pese a que admitía la superioridad del Barça también estaba convencido de que si su equipo tenía una oportunidad la iba a aprovechar: “Venimos al Camp Nou a jugar a fútbol. Sería imperdonable gozar de una oportunidad como ésta y hacer el tonto. Hemos de tomar riesqos aunque sepamos lo complicado que es jugar en este campo. Es el partido de nuestra vida”.
Los jugadores del Numancia tomaron buena nota de las palabras de su entrenador, ya que lograron la hombrada de adelantarse en el Camp Nou. La ilusión rojilla por dar la campanada no fue un suspiro, pues durante 20 minutos, el tiempo que el Barcelona tardó en empatar, soñaron con las semifinales mientras que los culés temían hacer uno de los mayores ridículos de su historia. Finalmente la realidad se impuso a los sueños y fueron los azulgranas los que pasaron a la siguiente ronda tras ganar 3-1. Pese a ello, el Numancia se marchó ovacionado del Camp Nou, y es que aquel 14 de febrero de 1996, los rojillos se habían ganado el corazón de todos los aficionados al fútbol.
En aquel año 96, el Numancia no fue el único equipo que realizó gestas en el torneo del Ko en el Viejo Continente, pues en Holanda el modesto Cambuur Leeuwarden, de Segunda División, fue capaz de eliminar del torneo al Ajax, entonces Campeón de Europa.

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