Este sábado Ólvega celebra una jornada en la que la práctica totalidad de los habitantes de esta población del Moncayo participan, acudiendo con vehículos y a caballo a la campa que da el nombre también a la ermita, restaurada a comienzos de este siglo. La jornada comienza con una misa matinal en honor al santo. La afluencia de los olvegueños a esta cita hace que los establecimientos de hostelería cierren sus puertas en un día campestre donde se preparan las viandas, generalmente a la brasa, en el mismo paraje situado bajo la sierra del Madero y donde también es tradición el juego de las chapas, con apuestas a veces de cierta importancia.
Este sábado Ólvega celebra una jornada en la que la práctica totalidad de los habitantes de esta población del Moncayo participan, acudiendo con vehículos y a caballo a la campa que da el nombre también a la ermita, restaurada a comienzos de este siglo. La jornada comienza con una misa matinal en honor al santo. La afluencia de los olvegueños a esta cita hace que los establecimientos de hostelería cierren sus puertas en un día campestre donde se preparan las viandas, generalmente a la brasa, en el mismo paraje situado bajo la sierra del Madero y donde también es tradición el juego de las chapas, con apuestas a veces de cierta importancia.