Finalizado el ejercicio anual, en su Asamblea General, estudiadas las Fichas de Cata que muestran el nivel organoléptico en sus fases visual, olfativa y gustativa, la presentación, el ambiente y el servicio, la Asociación decidió otorgar este año el Premio Cicer.on por el mejor cocido del año al Restaurante Hotel Alfonso VIII de Soria.
La Asociación Cultural Cicer.On tiene por objetivos el fomento, promoción y difusión de los valores gastronómicos y de los tradicionales, de los productos autóctonos, del turismo cultural de la provincia en sus más variadas manifestaciones, la colaboración con organismos y entidades para alcanzar estos objetivos, así como la formación de sus asociados.
A lo largo cada año, entre otras actividades culturales, se realizan diversas catas en distintos restaurantes de la provincia, del conjunto gastronómico que se presenta bajo la denominación “Cocido”. La evaluación se ha realizado siguiendo un protocolo que permite normalizar y homogeneizar, de la forma más objetiva posible, los datos tomados.
Constituida con el objetivo de reunir personas ricas en curiosidad y saberes y generosas en tolerancia y amistad, Cicer.On concluye su segundo año mediante un acto de reconocimiento al restaurante que mejor ha satisfecho la epicúrea vocación de aprendizaje.
Anselmo García, como Presidente de la Asociación ha hecho entrega de una Placa a Ángel Mayor, como representante del equipo de restauración, reconociendo que “nunca es fácil la labor de quien ha de seleccionar, de elegir al mejor, porque elegir implica, casi siempre, desechar. Ese no elegir, cuando los no seleccionados sí reúnen valores importantes, no resulta agradable, máxime cuando los que no alcanzan el pódium son buenos en aquello a lo que se dedican. Mas este año se ha distinguido al Restaurante Alfonso VIII no como primus inter pares, sino el mejor de entre los muy buenos”.
Según Tomás Romo, secretario de la Asociación indicó que, “a los tradicionales aspectos culinarios podríamos acudir para felicitar al equipo de restauración del Hotel Alfonso VIII, y lo hacemos: los reconocemos y apreciamos; pero a todos ellos se suman valores humanos y profesionales que han generado un ambiente de atención y cariño, y un equilibrio entre sobriedad y cordialidad, respectivamente, que confieren al conjunto creado un profundo buen hacer, con una pátina, un glaseado y una cobertura, de atrayente calidez.