El funcionamiento de la central térmica, la temperatura del agua por la que transcurre la red o los residuos que deja la biomasa fueron las inquietudes más repetidas.
La Jornada organizada por la Dirección General de Industria, Energía y Minas y de la Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid pretendía promocionar y mostrar los aspectos técnicos y operativos de este tipo de tecnología, mediante distintas experiencias y casos prácticos relacionados con el tema. Entre los objetivos de la Dirección General de Industria, Energía y Minas y de la Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid se encuentra el fomento del ahorro y la eficiencia energética. Dicho objetivo pude conseguirse con la conexión de los edificios a Redes de Calefacción Urbana.
La ingeniera de Rebi Virginia Borondo Mopeceres compartió mesa con Miguel Ángel Armesto, de ADHAC, que reflexionó sobre 'El estado de las redes de calor y frío en España'. Tras la ponencia de Rebi, Roberto Carramiñano de WOLF IBÉRICA basó su exposición en 'Las calderas de gas en redes urbanas de tamaño medio'. Desde THERMAFLEX, Javier Carmona, acercó al público todos los detalles sobre 'Tuberías preaisladas de polibutileno, la eficacia en el transporte energético'. Posteriormente 'La eficiencia e inteligencia en el intercambio energético', el 'Análisis a posteriori de redes de calor y frío existentes' y los 'Casos de éxito mediante sistemas LHD para microrredes' fueron analizados en profundidad por la Universidad de Navarra, y las organizaciones XIAL y UPONOR.
Sin embargo la Red de Ólvega acaparó la atención de las 160 personas que completaron el aforo y Borondo Mopeceres aclaró todas las inquietudes que surgieron recordando que "las cenizas que se generan de la quema de la biomasa, un 2% de residuos, se pueden utilizar como fertilizantes". Insistió en que "es necesario un buen sistema de control y regulación para adaptarse a los clientes, la pauta siempre la marca el edificio con mayor necesidad de temperatura elevada, aunque eso no significa que el resto tenga que someterse a esa misma temperatura, sino que hay elementos mezcladores que aportan a cada cliente únicamente los grados de calor que verdaderamente necesita". En cuanto a la pérdida de temperatura del agua que transcurre por la tubería de ida, "trabajamos a 85ºC en invierno, aunque si es necesario podemos trabajar a temperaturas mayores, pero es más eficiente adaptarse únicamente a las necesidades y la pérdida que se registra está en torno a 0,5 ºC por kilómetro de red".
Las Redes de Calor y Frío, en inglés, District Heating and Cooling (DH&C), son instalaciones en las cuales la climatización se distribuye por una red de tuberías, del mismo modo que se hace con el gas o con el agua. Desde una o varias centrales de producción de calor o frío, se realiza una distribución del calor y del frío, por medio de conducciones aisladas térmicamente, hasta los edificios donde un intercambiador proporciona las características (presión y temperatura) necesarias para las instalaciones de cada edificio. El intercambiador en estos casos hace las funciones de caldera o compresor en el caso del aire acondicionado. El fluido que ha perdido una parte de la temperatura, una vez completada su función de calentar o enfriar, vuelve a la central de producción para ser llevada a la temperatura adecuada y reenviada a la red.