En la concelebración eucarística, que dio comienzo a la una de la tarde, concelebraron junto al prelado oxomense-soriano los Vicarios diocesanos: Gabriel-Ángel Rodríguez Millán (Vicario General); Jesús F. Hernández Peña (Vicario episcopal de Pastoral); Juan Carlos Atienza Ballano (Vicario episcopal de Patrimonio); y Juan I. Yagüe Durán (Vicario Judicial). Mons. Teófilo Portillo Capilla, prelado de honor de Su Santidad, y el párroco de El Burgo de Osma, Emiliano del Cura Escurín, fueron otros de los presbíteros que acompañaron al Obispo diocesano en la solemne ceremonia.
Mons. Melgar Viciosa afirmó sentirse lleno de alegría por consagrar este altar sobre el que se ofrecerá cada día el sacrificio de Cristo [
] ante el que nuestro beato Palafox se sentía tan profundamente conmovido [
] y que era su único Amor. En su homilía, el prelado oxomense-soriano invitó a los presentes a revivir la propia consagración bautismal, bebiendo cada vez más profundamente del manantial vivificante de la gracia de Dios. El rito de la consagración de este altar, afirmó Mons. Melgar Viciosa, debe suscitar en nosotros el compromiso de crecer en el amor, en el discipulado y en nuestra entrega para ser testigos de la fe y de nuestra confianza en el Señor en medio de nuestro mundo.
Al finalizar su homilía, el Obispo diocesano pidió al beato Palafox, cuyos preciosos restos reposan en este altar, que nos ayude a vivir y valorar la Eucaristía, como él la vivió, y a renovar nuestra vida cristiana cada día [
] comprometiéndonos a compartir con los más pobres y necesitados todo cuanto somos y tenemos, a ejemplo de nuestro beato.
El rito de la consagración del altar, profuso en signos ricos y expresivos, comenzaba tras la Liturgia de la Palabra. Como en los momentos solemnes, se iniciaba con la invocación de los santos, las Letanías. Seguidamente, el Obispo diocesano pronunció la oración consecratoria.
Los ritos siguientes querían expresar el rico significado del altar; en primer lugar, lo referido a las reliquias, que en este caso ya estaban colocadas debajo del altar. A continuación Mons. Melgar Viciosa desarrolló los ritos de unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar, que expresan con signos visibles algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de la Iglesia cuando ésta celebra los sagrados misterios, en especial la Eucaristía. Los Prenotandos explican su sentido: en virtud de la unción con el crisma, el altar se convierte en símbolo de Cristo; por el incienso quemado sobre el altar se significa que el sacrificio de Cristo, que se perpetúa allí sacramentalmente, sube hasta Dios como suave aroma, y también para expresar que las oraciones de los fieles llegan hasta Dios; el revestimiento del altar indica que el altar cristiano es ara del sacrificio eucarístico y al mismo tiempo la mesa del Señor, alrededor de la cual los sacerdotes y los fieles celebran el memorial de la muerte y resurrección de Cristo y comen la Cena del Señor; finalmente,.la iluminación del altar advierte que Cristo es la «luz para alumbrar a las naciones».
El culmen del rito de consagración se produjo ya en la Liturgia Eucarística, que hace patente el misterio central de Cristo que da sentido al altar consagrado.
Hay que recordar que, con motivo de la Beatificación del Obispo Palafox, sus reliquias fueron exhumadas del sepulcro donde se encontraban hasta el año pasado en la capilla de la Inmaculada o de Palafox y fueron depositadas en una urna nueva, que fue colocada, a su vez, en el nuevo altar que el domingo 4 de marzo se consagró.