La Asociación Salvemos el Puente de Vinuesa denuncia el desinterés y dejación de las administraciones por salvar el puente romano, y reitera la urgencia de tomar medidas para salvar esta construcción, antes de que se desmorone, insistiendo en que el asunto está en manos de los responsables políticos. Lamentablemente, Vinuesa ya sabe lo que es perder patrimonio en el perímetro del pantano, como ocurrió con una antigua ferrería que se encontraba no lejos del puente, una de las primeras huellas de los inicios industriales de de Soria en el siglo XIX. Un día descendieron las aguas , y ya solo se pudo testificar que la imponente chimenea de ladrillo se ha había derrumbado.
Fue en el año 2003 cuando la Asociación Salvemos el Puente de Vinuesa lanzó las primeras alarmas a la opinión pública y se puso a trabajar. Desde entonces, este colectivo, junto con el Ayuntamiento, ha trabajado durante años para encontrar una solución que salve el puente. Se reclamó a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) el traslado del puente. Se logró en 2006 que el Senado apoyara el traslado y salvación del puente, instando al Gobierno y a la CHD a encontrar una solución rápida. Incluso, la entonces senadora popular por Soria, Esther Vallejo, que se felicitó por el apoyo unánime de todos los grupos de la Cámara Alta, afirmó que haría un seguimiento del tema.
También se realizó un estudio del puente mediante un escáner, que financió el Ayuntamiento de Vinuesa, a través de la empresa Intecsa y el estudio de arquitectos de Antonio Ruiz Barbarin, para que sirviera como referencia antes futuras actuaciones, como es la de un traslado de los restos del puente. El traslado del puente es una condición necesaria para solicita su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) para el puente. Ahora, sólo toca esperar a que las administraciones decidan intervenir, para salvar el puente de Vinuesa.
Cuando se construyó, el puente se encontraba situado en el punto de encuentro de dos calzadas romanas que iban hacia Osma (Uxama) por Cabrejas, y la que iba hacia Numancia y Muro de Agreda (Augustobriga). Un camino que luego fue utilizado por trashumantes de la sierra de Urbión. Hoy está aislado y cubierto de agua, la mayor parte del año.
Paradójicamente, se mantiene un cartel que prohíbe acercarse al puente, y dice que es un bien de patrimonio histórico "en vías de restauración". El cartel no tiene firma, como si nadie quisiera asumir la responsabilidad de costear un traslado que, si no se hace de forma rápida, el puente desaparecerá para siempre, para vergüenza de las instituciones sorianas.