La operación se inició cuando, en el transcurso del servicio, los guardias civiles observaron a un vehículo que se detenía en actitud sospechosa en un lugar en la zona de La Fuente de Santo Lunio del término municipal de Covaleda. En un primer momento, los agentes pensaron que podría tratarse de una parada casual de un coche, pero al cabo de varios días se volvió a observar al mismo vehículo que se detenía en el mismo lugar y alrededor de la misma hora.
Por este motivo, los agentes, tras el seguimiento del vehículo a una distancia prudencial para no levantar sospechas de las personas implicadas, llegaron a la localidad de Covaleda. Uno de sus ocupantes bajó del vehículo y entró en un domicilio particular. Posteriormente, los agentes volvieron al lugar inicial, y tras un examen exhaustivo de la zona, encontraron unos lazos de acero y, justo bajo ellos, maíz, trigo y gasoil, conocidos atrayentes usados para la caza del jabalí.
Se inició entonces una operación con el fin de demostrar la implicación de las personas responsables de la colocación de las trampas ilegales. Con la colaboración de agentes medioambientales, se llegó a observar cómo, días después, las personas implicadas bajaron del vehículo con bolsas y envases con los productos atrayentes mencionados para realizar las cebas y rellenar los cebaderos.
El pasado sábado, día 10 de marzo, después de que nuevamente fueran a revisar los lazos, la Guardia Civil decidió, ante la posibilidad de que pudiera haber peligro para varias de las especies protegidas que habitan en la zona, poner fin al operativo y salir al encuentro de los autores en el momento en que estos realizaban una nueva visita a las trampas.
Esto sucedió al día siguiente, el domingo 11 de marzo. Ese día, los agentes, escondidos cerca del lugar de colocación de los lazos, sorprendieron in-fraganti a uno de los autores, el cual huyó del lugar corriendo y haciendo caso omiso a las voces de alto de los agentes e introduciéndose en el vehículo, en el cual esperaba la otra persona implicada. Ambos abandonaron el lugar a gran velocidad.
Después de todo esto, los agentes se personaron en el domicilio de uno de los autores, el cual conocían por el primer seguimiento realizado, para comunicarle los hechos denunciados. El segundo autor se personó en el acuartelamiento de Covaleda, acompañado del primero, después de haberse afeitado y cambiado de ropa, con el posible fin de crear confusión en los agentes. Dada la evidencia de las pruebas, se le denunció igualmente.