En su primer plato presentado, la cocinera soriana explicó que en su primera presentación dentro del Soria Gastronómica recreó un pinar con nuestra gominola de piña verde en la que se incluía una tocona a base de cuajada de boletus y con una cubierta de almendra garrapiñada para hacer un efecto de corteza. Una plasticidad que aseguró viene dada porque en su restaurante nos gusta recrear los paisajes de Navaleno y hacerlos dulces.
Por ese motivo, explicó otros aspectos como musgos de trompeta negra y de pistacho que se son acreedores de sabores tan de monte como el tomillo, que lo incorporamos como helado.
De igual modo, otro plato recrea la trufa en su hábitat, cuando está enterrada. A simple vista, tal y como relató la cocinera, el plato aparenta una trufa salada pero al colocarla en la boca es chocolate con unos aromas a trufa increíbles. También mostró un flan trufado y habló de unas particulares piedras, rígidas, que al contacto con la saliva se van a disolver, a lo que sumó ese cristal que hace el efecto del rocío como el que hemos tenido esta mañana.
Para Lucas, el congreso soriano supone un evento muy importante por las posibilidades que se da a la hora de poder mostrar el trabajo de composición de todos esos platos, una labor de mucho tiempo. Sin embargo, también admitió que pese a que la cocina micológica soriana ha avanzado muchísimo, todavía nos queda mucho por descubrir, y sobre todo en lo tocante al dulce, que es donde menos se trabaja.