En este su primer año, La Saturiada ha logrado un gran éxito de convocatoria de público este 23 de abril en una convocatoria organizada por el Consistorio a través de su Concejalía de Cultura. Un acto en el que centenar y medio de personas han recorrido una docena de rincones de la ciudad disfrutando de la lectura de otros tantos pasajes de El Santero de San Saturio, obra del tardelcondino Juan Antonio Gaya Nuño, que justamente este año se cumple el centenario de su nacimiento.
El concejal de Cultura, Jesús Bárez, presente en este periplo urbano que también ha girado su visita a la ermita del patrón de la ciudad, significó que este acto ha llegado para quedarse, dada la respuesta de público y también la óptima puesta en escena de los lectores.
Así, el responsable municipal confió en nuevas ediciones, con lo que se institucionalizará este acto que coincide con la festividad de Castilla y León y también con el Día del Libro. Para ser la primera edición la afluencia de público es más que aceptable, señaló y que ante la perspectiva de que esta iniciativa perdure esperamos que se incremente y que se vaya enriqueciendo también con aportaciones de la gente.
El recorrido está discurriendo muy bien, se ven contentos a los participantes, y espero que esto sea el comienzo de una larga amistad, explicó, añadiendo también que el público asistente no sólo era de la capital sino también foráneo.
Las paradas en cada uno de los doce lugares establecidos se iniciaban con una arenga o rogativa previa a san Saturio y con unas estrofas musicales en función del momento y del lugar. A continuación se daba lectura a los párrafos ya previstos de la obra mencionada que es, sin duda, un fiel retrato de la sociedad soriana.
El circuito ha visitado la plaza Mayor, para después ir a la ermita de San Saturio, y continuar hacia el Museo Numantino, el mercado municipal, la plaza de toros, los bares Silencio y Sloan, la iglesia de Santo Domingo, la plaza del Vergel, el instituto Antonio Machado, el Centro Cultural Gaya Nuño para concluir a las puertas del Casino la Amistad-Numancia, donde además existe una estatua sedente del autor de la obra recitada.