En las fiestas de El Burgo la música tiene un papel más que protagonista. Sus verbenas siempre cuentan con orquestas de renombre, y la mayoría de cada una de las 14 peñas tiene su propia banda. Las conocemos un poco mejor de la mano de uno de sus protagonistas.
Con más de cuatro siglos de historia documentada, las fiestas patronales de El Burgo de Osma suponen todo un derroche de alegría y color entre el 13 al 18 de agosto. Durante estos días, se rinden honores a la Virgen del Espino y San Roque con actos de todo tipo: religiosos, verbenas, cucañas, dianas y pasacalles, gigantes y cabezudos, actos culturales, deportivos e infantiles, degustaciones, etc. Todos son bienvenidos a la villa episcopal durante unas jornadas en las que la música adquiere un protagonismo especial.
Esto lo sabe bien Justo Mateo Hernando, un burgense que puede conseguir que cualquiera se enamore de las fiestas de su pueblo, incluso antes de vivirlas. A sus 72 años se le siguen iluminando los ojos cuando habla de su peña, El Despiste, y saca del armario un uniforme que le identifica a los ojos de todos sus vecinos. Bombín, chaquetilla y batuta le arman desde hace más de 50 años como director de la banda de esta agrupación. Y es que durante la creación de El Despiste, allá por 1968, la cuadrilla de Justo decidió que el alma de la fiesta también debía poner su corazón para guiar a los colores verde, blanco y rojo.
Justo Mateo explica que lo habitual es que cada una de las 14 peñas burgenses cuente con una agrupación musical. “Los acordes empiezan a sonar con las dianas a las 08:00 horas, y acompañan a vecinos y visitantes durante todo el día”, cuenta. Esta tradición musical viene de la época de la creación de las peñas, pues según recuerda el director de El Despiste, “el que se dormía y no se levantaba a tocar tenía multa y el correspondiente cachondeo durante todo el día”.
Como momentos para no perderse de las fiestas de la Virgen del Espino y San Roque, Justo apunta como imprescindibles la Coronación y el Pregón (13 de agosto por la noche), con el correspondiente desfile de peñas por las calles de la localidad. Más “seria y devocional”, aunque también con la presencia y el colorido de las peñas, es la procesión de San Roque (mañana del 16 de agosto). Y para despedirse, el adiós a las fiestas del día 18, instante para el que se creó una canción propia para entonar y soñar con las próximas.
Justo Mateo es considerado por muchos como el alma de las fiestas de El Burgo. Pasear junto a él por la villa es todo un reto, pues sus vecinos le paran a cada paso para saludar. En fiestas se transforma en director y lo hará “hasta que aguante”.