A pesar de que la Junta de Castilla y León ha afirmado que la unidad todavía no está cerrada de forma definitiva y que en el caso de encontrar un alumno en los próximos 15 días se reactivaría, el Consistorio local da el caso por perdido. "Cuando se reabrió ya sabíamos que, tarde o temprano, ocurriría".
Septiembre ha llegado acompañado de una devastadora pero no sorprendente noticia para Deza. Su escuela no volverá a abrir sus puertas y se quedarán, un año más, sin vuelta al cole. Hace solo dos años que esta localidad rayana entre Soria y Aragón celebraba la noticia de que tendría colegio, aunque no cantaban victoria. "Cuando se reabrió ya sabíamos que tarde o temprano cerraría, porque de los 5 alumnos, 3 eran hijos de funcionarios de fuera de Deza", apunta Vicente Alejandre, su alcalde.
Parece que este cierre estaba anunciado desde el momento en el que abrió, algo que deja claro cuáles son los verdaderos problemas del pueblo y de la España rural. "En un pueblo así de Soria con poca población, depender de familias externas es muy difícil", asegura el primer edil. "Era previsible que alguna de esas familias tarde o temprano salieran de Deza" y así ha sucedido.
Y aunque han estado lanzando el aviso para tratar de rescatar la escuela del hundimiento, "en Deza no hay trabajo ni público ni privado y es difícil, por no decir imposible, que una familia y además con niños venga aquí a residir". Porque este Ayuntamiento pequeño apenas tienen presupuesto para contratar a un peón en verano, los talleres de automóvil cerraron por falta de relevo generacional y el de carpintería, aunque lo lleva una persona joven, "él saca su faena". "No hay en Deza una empresa que pueda contratar a personas foráneas y atraer población".
Las comunicaciones también mandan. Deza se encuentra conectada por una carretera provincial, a entre 50 y 70 kilómetros de algunos puntos neurálgicos como Soria, Calatayud, Almazán, Ágreda u Ólvega. Una equidistancia poco favorable para esta localidad, que ya ha descartado la posibilidad de que alguien que encuentre trabajo en alguno de esos puntos que sí atraen trabajadores decida establecerse en el pueblo. "Aquí quien viene, viene de propio o se ha perdido", bromea Alejandre, resignado.
La última vez, fueron las nuevas familias las que pidieron, apoyadas por el Consistorio, la reapertura de la escuela. No saben si esto podría volver a pasar. "Sentirlo lo sentimos todos", lamenta, "pero es lo que hay". Y es que, desgraciadamente, la apertura es más dificil de predecir que el cierre.
La Junta de Castilla y León todavía no da por cerrada la escuela. Yolanda de Gregorio, Delegada Territorial en Soria, ha asegurado que la institución regional todavía tiene abierta la puerta a nuevas matrículas. Por ahora, los alumnos que antes recibían su educación en Deza están acudiendo a Gómara. Existe todavía la posibilidad de que una o dos familias se instalen en la localidad, según ha trasladado la propia Delegada y en el caso de que estas familias decidieran finalmente mudarse y la escuela lograra alcanzar el mínimo de alumnos, la unidad se reactivaría. Sin embargo, por cuestiones logísticas y de contratación de profesorado, Deza tiene un margen de acción de apenas dos semanas y su alcalde no confía en que se vaya a obrar el milagro. El Ayuntamiento de la localidad da por terminada su aventura escolar.