CAPITAL
Actualizado 21/02/2013

El objetivo principal del estudio es cuantificar la prevalencia de la Enfermedad Arterial Periférica (EAP) y para ello se ha realizado una selección aleatoria de unos 380 participantes, en una población de entre 50 y 90 años, que están siendo llamados desde sus correspondientes centros de salud para invitarles a la participación en el mismo. La enfermera coordinadora del estudio en cada centro les hará entrega de una hoja informativa, así como el consentimiento que deberá ser firmado por el participante. Como en cualquier estudio, la participación será voluntaria.

La Enfermedad Arterial Periférica se define como el estrechamiento de la luz de los vasos sanguíneos como consecuencia de la ateroesclerosis. La obstrucción del flujo sanguíneo conlleva alteraciones hemodinámicas en diferentes grados, llegando a producir isquemia y muerte de los tejidos afectados.
Se trata de una enfermedad multisistémica en la que menos del 50 % de los pacientes la presentan de forma aislada. Es frecuente, por tanto, que se acompañe de una cardiopatía sistémica y/o una enfermedad cardiovascular.
Varios estudios internacionales han demostrado que los pacientes con enfermedad arterial periférica se encuentran en una situación de riesgo mayor de sufrir un evento cardiovascular que aquellos que no la padecen. Presentan un riesgo 3.1 veces mayor de fallecer por cualquier causa y un riesgo 6.6 veces mayor por cardiopatía coronaria.
La mayoría de los pacientes con Enfermedad Arterial Periférica no presentan síntomas; por cada paciente diagnosticado, existen otros 3 o 4 sin identificar y por tanto desconocedores de su problema.
Las guías de práctica clínica basadas en evidencias recomiendan valorar en la exploración del paciente la presencia/ausencia de factores de riesgo cardiovascular: hipertensión, diabetes mellitas, dislipemias, tabaquismo y antecedentes de enfermedades cardiovasculares. Para ello, en las consultas de Atención Primaria, los profesionales sanitarios emplean las escalas de riesgo cardiovascular, como el índice de Framingham o el SCORE (Systematic COronary Risk Evaluation), cuya finalidad es la estimación global del riesgo vascular. No obstante, en determinadas poblaciones, esta estimación puede no ser suficiente, lo que debería llevar a utilizar pruebas diagnósticas de evaluación directa, capaces de detectar la presencia de lesiones ateroescleróticas en fase asintomática.
Una de estas técnicas es la prueba del índice tobillo-brazo (ITB): método diagnóstico fácil, objetivo y no invasivo de la EAP, y probablemente el procedimiento más sencillo de evaluación directa de la lesión arteriosclerótica. Es una prueba barata, precisa y reproducible y con gran precisión diagnóstica.
Dada la importancia de la detección de esta enfermedad, la Consejería de Sanidad, a través de la Gerencia de Atención Integrada de Soria, ha puesto este año en marcha un estudio de investigación observacional, de tipo epidemiológico y multicéntrico, que se desarrollará en la mayor parte de las zonas básicas de Salud del Área de Soria.

PRÁCTICA DEL ESTUDIO

El estudio consiste en una visita de los aproximadamente 380 voluntarios elegidos de entre 50 y 90 años a su centro de salud, donde se realizará una anamnesis (recogida de datos) y una medición del índice tobillo-brazo. Esta determinación se hará en la consulta del personal de Enfermería.
El participante no deberá hacer ejercicio alguno en los 15 minutos anteriores y estar al menos 5-10 minutos tumbado antes de su medición. Se hará con un manguito convencional de determinación de presión sanguínea (no automático) y un equipo de Doppler continuo con sonda que detecta frecuencias de 2 a 10MHZ. Se valorarán las arterias tibiales posteriores y pedias (arterias) de ambas extremidades inferiores, utilizando el valor más alto entre ambas como control para el cálculo del ITB.
Todos los datos obtenidos en la consulta quedarán registrados en el cuaderno de recogida de datos del estudio y serán tratados confidencialmente según Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal y la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente.
Los datos obtenidos en estas mediciones serán derivados a su médico de Atención Primaria para su valoración. Una vez finalizado el estudio, serán comunicados los resultados y se establecerán las correspondientes estrategias de actuación.

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