La ciudad, a veces, se percibe como un entorno opuesto a la naturaleza, sin embargo, los árboles de las ciudades forman parte de nuestro devenir diario. Sirven como elementos de decoración, nos protegen del sol en los meses de verano y al generar un microclima especialmente grato refrescan el ambiente bajo sus copas, dan olores y un tono de color (prunos) que rompe la monotonía, contraste de sus líneas curvas con las rectilíneas propias de las construcciones, reducen la contaminación atmosférica y acústica, fomentan la aparición y nidificación de aves urbanas. Ambiental y estéticamente todo son ventajas. Esto se agudiza cuando se trata de parques urbanos.
Una parte importante de nuestros ratos de ocio se desarrolla en parques.
Cuando se poda un árbol, el objetivo debe ser:
Eliminar ramas secas, mal orientadas, entrecruzadas o con peligro de desgarramiento.
Respetar la estructura natural del árbol.
Controles de pudrición.
Lo contrario nos conduce a ver árboles con claros indicios de mutilación, abundancia de muñones, estructura del árbol totalmente inadecuada a la que presenta en estado natural o contraria a las exigencias de su ubicación.
En Soria, nos encontramos en numerosas calles, plantaciones de Prunos que aportan un interesante colorido debido a su floración y color de sus hojas. Año tras año, vemos como se podan de una forma sumamente agresiva al reducir notablemente el desarrollo de sus copas, perdiendo su belleza, mostrando, con el paso del tiempo, un tronco grueso con una pequeña copa y perdiendo el efecto de sombra tanto para los peatones como a los vehículos aparcados junto a ellos.
En las calles, la poda debe ser de saneamiento y buscando la verticalidad del árbol. Un ejemplo bien claro lo tenemos en los plátanos de sombra. En Soria se podan cortando la guía principal para que abra la copa. En Madrid y multitud de grandes ciudades de Europa, se fomenta la guía principal para que el árbol ascienda en altura sin formar copa, con lo que la densidad del ramaje está mucho más repartida. Con ello se consigue evitar molestias a los vecinos ya que las ramas no les entran por la ventana, consiguiendo un grado de sombra estival bastante aceptable.
Las plantaciones deben efectuarse con previsión de futuro, no poniendo arbustos de amplia base como acebos o abetos cerca de los bordillos.
Con estos planteamientos se consigue que a medio plazo no se tenga que suprimir árboles y arbustos que todavía se encuentran en una fase inicial de desarrollo, lo cual se traduce en una mala gestión del ajardinamiento urbano y una pésima gestión económica.
La ciudad, a veces, se percibe como un entorno opuesto a la naturaleza, sin embargo, los árboles de las ciudades forman parte de nuestro devenir diario. Sirven como elementos de decoración, nos protegen del sol en los meses de verano y al generar un microclima especialmente grato refrescan el ambiente bajo sus copas, dan olores y un tono de color (prunos) que rompe la monotonía, contraste de sus líneas curvas con las rectilíneas propias de las construcciones, reducen la contaminación atmosférica y acústica, fomentan la aparición y nidificación de aves urbanas. Ambiental y estéticamente todo son ventajas. Esto se agudiza cuando se trata de parques urbanos.
Una parte importante de nuestros ratos de ocio se desarrolla en parques.
Cuando se poda un árbol, el objetivo debe ser:
Eliminar ramas secas, mal orientadas, entrecruzadas o con peligro de desgarramiento.
Respetar la estructura natural del árbol.
Controles de pudrición.
Lo contrario nos conduce a ver árboles con claros indicios de mutilación, abundancia de muñones, estructura del árbol totalmente inadecuada a la que presenta en estado natural o contraria a las exigencias de su ubicación.
En Soria, nos encontramos en numerosas calles, plantaciones de Prunos que aportan un interesante colorido debido a su floración y color de sus hojas. Año tras año, vemos como se podan de una forma sumamente agresiva al reducir notablemente el desarrollo de sus copas, perdiendo su belleza, mostrando, con el paso del tiempo, un tronco grueso con una pequeña copa y perdiendo el efecto de sombra tanto para los peatones como a los vehículos aparcados junto a ellos.
En las calles, la poda debe ser de saneamiento y buscando la verticalidad del árbol. Un ejemplo bien claro lo tenemos en los plátanos de sombra. En Soria se podan cortando la guía principal para que abra la copa. En Madrid y multitud de grandes ciudades de Europa, se fomenta la guía principal para que el árbol ascienda en altura sin formar copa, con lo que la densidad del ramaje está mucho más repartida. Con ello se consigue evitar molestias a los vecinos ya que las ramas no les entran por la ventana, consiguiendo un grado de sombra estival bastante aceptable.
Las plantaciones deben efectuarse con previsión de futuro, no poniendo arbustos de amplia base como acebos o abetos cerca de los bordillos.
Con estos planteamientos se consigue que a medio plazo no se tenga que suprimir árboles y arbustos que todavía se encuentran en una fase inicial de desarrollo, lo cual se traduce en una mala gestión del ajardinamiento urbano y una pésima gestión económica.