En el día de Nochebuena, y como es tradición estos años atrás, el río que deja de espaldas a la ciudad ha sido nuevamente el lugar para la cita donde los piragüistas del Club Kayak Soria hayan dado el cumplido homenaje testimonial a estos días que preceden al año nuevo. El colorido de las embarcaciones, en un número que rondó la treintena, remontó aguas arriba un Duero relajado y rizado por un suave viento que no fue tan gélido como en ocasiones atrás. A la llegada al destino, se entonaron villancicos y se brindó con cava, ante el aplauso de simpatizantes y familiares que acompañaron a los navegantes a pie por ambas orillas del cauce en esta siempre entrañable y particular regata.
En el día de Nochebuena, y como es tradición estos años atrás, el río que deja de espaldas a la ciudad ha sido nuevamente el lugar para la cita donde los piragüistas del Club Kayak Soria hayan dado el cumplido homenaje testimonial a estos días que preceden al año nuevo. El colorido de las embarcaciones, en un número que rondó la treintena, remontó aguas arriba un Duero relajado y rizado por un suave viento que no fue tan gélido como en ocasiones atrás. A la llegada al destino, se entonaron villancicos y se brindó con cava, ante el aplauso de simpatizantes y familiares que acompañaron a los navegantes a pie por ambas orillas del cauce en esta siempre entrañable y particular regata.