El Club de Aeromodelismo Soriano ha celebrado en el mediodía de este sábado 6 de octubre su décimo octava edición del encuentro de aeromodelistas en una cita que ha congregado a cerca de 300 personas en la pista que la agrupación tiene en Velilla de la Sierra. La reunión estaba prevista para el pasado sábado, pero las condiciones meteorológicas impidieron entonces la celebración de este evento anual. Ahora, la escasez de viento y el cielo soleado han proporcionado un desarrollo óptimo de la muestra.
Una muestra también que ha citado a pilotos llegados de provincias como Burgos, Guadalajara, Madrid y Navarra, sumando cerca de 70 participantes, entre maquetas de exposición y otros ingenios listos para el vuelo.
Según ha explicado Tomás Romo, portavoz y socio del club promotor, este tipo de encuentros no se realizan como competición, sino como una exhibición, donde tanto nosotros como otros pilotos acudimos para mostrar los aviones y ponerlos a prueba. Por ello, esto sirve como un aliciente y hacer afición, sobre todo como un festival para los niños, ha significado. De hecho, la asociación ha repartido gratuitamente boletos entre el público infantil para el sorteo de varios aviones que se ha efectuado durante la exhibición.
Romo ha indicado también que esta afición tiene diversas vertientes. Así, hay aviones o helicópteros que funcionan con motores de queroseno, pero también los hay eléctricos, ya que con el auge de la telefonía móvil las baterías han avanzado mucho tecnológicamente, lo que se traduce en la disminución del peso de los aparatos en vuelo.
Con todo, la energía con la que se mueven estos ingenios, réplicas exactas de otros que en la actualidad o antaño, incluye también la pólvora, que propulsa los cohetes, que pueden alcanzar hasta la estratosfera.
La concentración ha incluido piezas de elevado coste, como la réplica de un Yak 54 de gran potencia, pilotado con gran pericia a escasos metros del suelo, manteniendo durante largos segundos su postura perpendicular sobre el asfalto de la pista. También ha volado una réplica completamente artesanal del Concorde, el avión supersónico más rápido del mundo, en este caso impulsado por turbinas eléctricas. Así mismo, se han puesto a prueba aviones a escala de la II Guerra Mundial, e incluso otro que tomó parte en la contienda civil española de 1936, un Fiessaler, alemán, que tras haber participado en la I Guerra Mundial, se recuperó para el combate en los cielos de las últimas batallas acaecidas en España.
Y digno de mención es el despliegue de paracaidistas que han sido soltados desde gran altura por otro avión haciendo las delicias de los más pequeños.