Sin restar méritos a los deportistas, el casco urbano se vio inmerso en un caos donde cientos de vehículos quedaron bloqueados circulando para encontrar un itinerario que les llevase a su destino.
Atravesar la ciudad y llegar a alguno de las calles de Soria llevó más de hora y media a muchos conductores que en la tarde de ayer se encontraron con un colapso que no esperaban, debido a la celebración de la Media Maratón, una prueba que el Ayuntamiento programó, como cada año, por estas fechas y que en esta ocasión convocó a cerca del medio millar de atletas.
Vecinos de la zona sur de la ciudad que transitaban con sus vehículos y también otros que de igual modo pretendían acceder a barrios como El Calaverón o Los Pajaritos se vieron involucrados en un periplo que ya en la calle Postas se iniciaba dando el aviso de su cierre en sentido de subida.
Para los que acababan de cruzar el puente del Duero y con destino al centro o sur del casco urbano, se presentó la opción de continuar hacia Dehesa Serena y seguir hacia San Benito, pero ahí el embotellamiento ya era un hecho a las 19.15 horas. El paso que cruzaba la avenida de Valladolid, y donde la Policía Local se encontraba regulando el tráfico para dar paso a los atletas hacia García Solier ya retenía a más de una veintena de turismos en cada sentido. Resultado: más de quince minutos de estoica espera. Pero aún así, más arriba de esta avenida, en el paso entronque con la calle Cebollera, nueva parada obligada, ya que los corredores cruzaban la calzada por el itinerario previsto por el Ayuntamiento hacia la calle López de Gómara. Nuevo parón.
La paciencia hizo que muchos de los conductores se dirigiesen hacia la rotonda de la estación de autobuses y continuar por Eduardo Saavedra, con el fin de cruzar Mariano Vicén. Nueva interrupción, otro embotellamiento. En este caso ya a la altura de las piscinas del Asperón, donde los vehículos se encontraron con una ratonera que impedía el paso hacia adelante y hacia atrás, y menos todavía, el conseguir dar la vuelta. En este punto se vivieron momentos de cierta tensión, donde los calificativos ante este caos pasaban por "cachondeo" hasta "despropósito", por no mencionar otras lindezas y licencias habladas hacia los responsables municipales.
La alternativa que se presentaba era, para poder llegar al sur de la ciudad, la de poder dar la vuelta en la zona residencial de los Pajaritos frente a la estación de RENFE por la carretera de Madrid para alcanzar la calle Almazán. Error: también los vehículos tenían paso regulado, con la consiguiente y renovada espera. A estas horas, ya pasaban de las 20.20 horas.
Una vez en las calles de esta área, nuevamente sus salidas estaban acordonadas, y por enésima vez, vehículos y más vehículos estaban detenidos sin saber por dónde 'escapar' de esta pesadilla que en algunos casos, como este periódico pudo constatar, ya duraba más de una hora.
Encarados los coches nuevamente hacia Eduardo Saavedra, muchos emprendieron el recorrido de vuelta, esta vez por Santa Bárbara, para al menos, tomar la opción que lleva hacia el castillo para al menos poder llegar hasta El Espino y desde allí haber podido conseguir sortear el caos que no sólo era un hecho, sino un quebradero de cabeza.
Finalmente, en torno a las 21.15 horas el tráfico rodado pudo continuar hacia el centro de la ciudad y al menos, poder ser distribuido hacia los destinos previstos.
Finalmente, cerca de hora y media perdida al volante con la impotencia de la desinformación y la falta de planificación que sufrieron cientos de conductores en esta pasada jornada de sábado.