Se han dado múltiples manifestaciones en los últimos años en los diversos medios de comunicación y se ha llegado a mitificar de tal manera el asunto de que parecía una cuestión perentoria. Es lo referente al medio rural (eso que, por ejemplo reivindica en nuestra provincia el "Sentir rural", no ya siendo determinante del vivir rural y de su sentir el ser considerado paleto, muy al contrario, muy lejos ya de esa imagen estereotipada a la que nos tenían acostumbrados en los tiempos pasados los franquistas y aun el mismo desarrollo de las grandes urbes industriales). Campañas de promoción que aun persisten, fomento, planes, propaganda, incluso un cierto desarrollo más moderno, para que el personal disperso por las grandes urbes tornara al medio rural, sobre todo con lo de la Crisis, buscando en el medio rural una alternativa de vida a propósito de los malos tiempos para la lírica que nos tocan vivir. Pero, por otra parte, vemos que ese nuevo desarrollo o ese nuevo sentir no ha calado hondo en la población. No hay más que ver Soria y provincia: cada vez se escabullen más los habitantes, no solamente por el frío de Siberia, sino porque aquí no encuentran facilidades para sus quehaceres. ¡No puede quedarse solamente Soria en una provinvia de artistas y de bohemios! Mas las instituciones tienen mucha culpa cuando el hueco lo ha tenido que suplir la loable iniciativa privada de las Casas Rurales e inventos así. Sin embargo , el vuelco de las ciudades al campo en su integridad, propónganlo socialistas o populares, no se ha producido. La fuga es diaria, los inmigrantes y los emigrantes. Esto este invierno por ejemplo, está quedando más aislado que lo del Gobi, no hay más que ver la temperatura social que ya hay. Y cuando el factor rural proporcionaría una nueva sociedad comunitaria y del conocimiento y de los cultivos en todos los órdenes, excepto, supongo, en el nuclear, que podría fascinar a esas gentes que van y vienen de los estadios a su casa y de su casa a los estadios y que llenan los metros de las grandes ciudades siempre con la esperanza de encontrar algo mejor pero no pudiendo prescindir de la comodidad, o supuesta comodidad, que les dan las ciudades madre. Hace falta un cierto valor para lanzarse al campo, y sufrir mucho aislamiento. Y no va a quedar otro remedio en el futuro, mas por ahora no, por ahora la sangría soriana se da. Y los que se fueron hace años en las primeras hornadas de la industrialización maldiciendo la tierra que les vio parir, ahora son sumados a los que no mueven un dedo por el medio rural, seguramente porque por el medio rural no se da el gran tráfico de población y porque los manaderos del cannabis están en zonas urbanas en las cuales se dan las fiestas y los ligues. Al final va a tener razón Epicuro con que el placer es la madre de todas las cosas, y que lo único que hay que hacer es seguir el placer, aun cuando Epicuro no lo viera de tan siniestra manera. Uno está harto de ver campos vacíos y casas caídas y aislamiento en nuestro medio soriano, y en el medio soriano urbano el desfogue de los que pierden pequeñas empresas, familiares o no, en pro de las grandes superficies, como Camaretas, por ejemplo, que no sirven para nada y que son más feas que el culo de una bruja.
¿Qué hay que hacer pues, si la economía o los responsables económicos principales no colaboran en la campaña y no dan facilidades más que a la concentración de bancos y sucursales? ¿Por qué no se instituye un poco el sentido del ecologismo o del naturalismo que nada desmerecen de los dogmas religiosos y se potencia una economía subsidiaria de los seres humanas en sus políticas y sociedades y se reconstituye el panorama vital, rico y crucial de la vida en el medio rural de una vez? ¿No nos van dando ya signos de que las urbes grandes están cansadas, y son tediosas y que la anomia es el paradigma y de que hay que buscar la sociedad y la solidaridad aunque sea en pequeñas comunidades si son autónomas mejor?... En fin, preguntando y preguntando por el camino a lo que igual llegamos es a Eurovegas, que va a ser el centro del mundo de un mundo descabezado y descolocado donde los valores humanitarios tienen que bajar la bandera de la derrota y predominar nada más la pasta gansa y el carpe diem más mostrenco. Olé.