OPINIóN
Actualizado 19/09/2011

Lo peor de la acampada ilegal, o fiesta rave, o como quieran llamarlo es que, una vez más, la incompetencia de las administraciones ha quedado patente. Del primero al último, entiéndase desde el responsable de la subdelegación del Gobierno hasta el alcalde de Soria han demostrado su incapacidad para gestionar cualquier tipo de situación.
3.000 personas deciden incumplir la ley y ocupar de forma ilegal un paraje natural y aquí no pasa nada. Porque esto es Soria. Y aunque, al parecer, existía una orden de desalojo, decidieron no ejecutarla para evitar “un mal mayor”. Eso sí, no se le ocurra a usted, respetable lector, adentrarse en el monte y poner una pequeña tienda de campaña para ver las estrellas o para comer a la sombra. En ese caso será sancionado con la pertinente multa. Usted no sería capaz de generar un mal mayor.
Pero lo más gracioso es el intento del alcalde de Soria de cobrar la mitad de las labores de limpieza a la Mancomunidad. Llegan, invaden, ensucian y luego lo paga la Mancomunidad. En un mundo sensato el señor alcalde y el señor subdelegado del Gobierno deberían pagarlo de sus bolsillos. A fin de cuentas, fueron ellos los que actuaron con cobardía e ineptitud. O, por decirlo de otra manera, no actuaron en absoluto, algo muy común en la clase política soriana. Pero, como éste no es un mundo perfecto, lo pagaremos usted y yo con nuestros impuestos. Y mucho cuidado, porque dado el éxito de convocatoria de la fiesta no sería de extrañar que el próximo año sean 6000 los que decidan acercarse a Pinar Grande a disfrutar del fin de semana y de la incapacidad de nuestros responsables políticos. La factura, eso sí, que nos la pasen a los sorianos.

Lo peor de la acampada ilegal, o fiesta rave, o como quieran llamarlo es que, una vez más, la incompetencia de las administraciones ha quedado patente. Del primero al último, entiéndase desde el responsable de la subdelegación del Gobierno hasta el alcalde de Soria han demostrado su incapacidad para gestionar cualquier tipo de situación.
3.000 personas deciden incumplir la ley y ocupar de forma ilegal un paraje natural y aquí no pasa nada. Porque esto es Soria. Y aunque, al parecer, existía una orden de desalojo, decidieron no ejecutarla para evitar “un mal mayor”. Eso sí, no se le ocurra a usted, respetable lector, adentrarse en el monte y poner una pequeña tienda de campaña para ver las estrellas o para comer a la sombra. En ese caso será sancionado con la pertinente multa. Usted no sería capaz de generar un mal mayor.
Pero lo más gracioso es el intento del alcalde de Soria de cobrar la mitad de las labores de limpieza a la Mancomunidad. Llegan, invaden, ensucian y luego lo paga la Mancomunidad. En un mundo sensato el señor alcalde y el señor subdelegado del Gobierno deberían pagarlo de sus bolsillos. A fin de cuentas, fueron ellos los que actuaron con cobardía e ineptitud. O, por decirlo de otra manera, no actuaron en absoluto, algo muy común en la clase política soriana. Pero, como éste no es un mundo perfecto, lo pagaremos usted y yo con nuestros impuestos. Y mucho cuidado, porque dado el éxito de convocatoria de la fiesta no sería de extrañar que el próximo año sean 6000 los que decidan acercarse a Pinar Grande a disfrutar del fin de semana y de la incapacidad de nuestros responsables políticos. La factura, eso sí, que nos la pasen a los sorianos.

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