La intervención ha contado únicamente con la colaboración de mano de obra voluntaria que, desde que se inició el Plan de Participación Ciudadana hace 4 años, se coordina para mejorar y cuidar los diferentes aspectos y entornos de la población, ya sea desde las diferentes asociaciones locales o a título individual o personal. Dicho plan se enmarca en la necesidad de continuar realizando actuaciones en Torlengua con un mínimo presupuesto que se reduce a los materiales de obra, sin tener que recurrir a costosas adjudicaciones públicas para actuaciones a pequeña escala y siempre aprovechando al máximo las materias primas disponibles en el entorno.
En la intervención se ha colocado un pavimento empedrado de canto rodado, traído del paraje conocido como Barranco del Gato; bancos de hormigón decorativo; se ha ampliado el vallado existente en el desnivel del paso peatonal sobre el jardín, y se ha instalado una curiosa fuente con piedra originaria de la zona llamada la Atalaya, simulando una rueda, con lo que se da nombre a la nueva plaza.
Además, en el espacio se ha instalado una estatua a modo de silueta de una cabra, realizada y donada por José Godoy, convecino de Torlengua. La figura recuerda a que esta zona del pueblo fue el lugar desde donde partían las cabras de los vecinos para formar un solo ganado que partía hacia los pastos a diario para bien entrada la tarde, cada animal acudía a la casa de sus propietarios. La despoblación, además de otras nuevas formas de vida, acabó con esta costumbre vecinal. De ahí que el lugar también sea conocido como Bicera, como se conoce en el cercano Aragón a estos lugares de reunión de ganado de los particulares.
Además, en la zona verde se han instalado diferentes especies arbóreas como laureles cerezos, nogales, higueras, castaños, acacias, robles y otras plantas arbustivas.
A falta de pequeños detalles de pequeño calado para rematar la intervención, está prevista la inauguración por vecinos, visitantes y Corporación Municipal el domingo 14 de octubre a las 12 del mediodía, como un acto más de las Fiestas patronales de la Virgen del Pilar, cuando Torlengua recupera nuevamente la afluencia de personas que han pasado sus vacaciones estivales.