El último viaje del ex presidente ha sido arropado por miles de personas tanto en las calles de Madrid como en la capital abulense, adonde ha viajado el responsable del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
Las campanas de la catedral de Ávila han doblado para recibir al cortejo fúnebre que arropaba los restos del que fuera primer presidente del Gobierno español en la etapa democrática. Una comitiva que, según han relatado desde el portal de noticias avilared.com, llegaba a las inmediaciones del templo en torno a las 13.50 horas tras abandonar la capital de España, y donde los restos del Adolfo Suárez recibían la ovación de miles de personas, al igual que en Ávila.
El cortejo fúnebre ha alcanzado la plaza para recibir el calor de los abulenses a pesar del tiempo desagradable -seis grados con baja sensación térmica y frío viento- de una jornada nada primaveral. "¡Viva Suárez!" era el grito al unísono pronunciado numerosas voces, junto a las de "¡Bravo, bravo!".
La comitiva ha sido recibida por el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; su homólogo en Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, al frente de la corporación municipal.
En la solemnidad, la Banda de Música Ciudad de Ávila ha hecho sonar el Himno Nacional al tiempo que agentes de la Policía Local izaban a hombros el féretro, acompañados de otros cuatro policías de gala, dos de ellos portaban del Toisón de Oro y el collar de la Real Orden de Carlos III.
Antes de la llegada, el cortejo fúnebre acogía la escolta de la Policía Municipal, recorriendo diversas calles del centro de la ciudad castellana bajo emotivas y repetidas ovaciones.
En la entrada de la catedral esperaban el obispo, Jesús García Burillo, quien después presidiría las exequias, y los integrantes del Cabildo Catedralicio, quienes tras pronunciar una oración una oración, han iniciado el camino hacia al altar mayor del templo, donde medio centenar de sacerdotes y obispos han concelebrado el funeral. Entre ellos se encontraba el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el cardenal Antonio Cañizares, ex obispo de Ávila y confesor de Suárez; y el obispo de Segovia, Ángel Rubio.
Al término de la ceremonia en el recinto catedralicio, los restos mortales de Adolfo Suárez han sido conducidos al claustro adyacente donde reposan desde ayer los de su esposa, Amparo Illana, y que fueron trasladados desde el convento de Mosén Rubí.
La lápida lleva en su parte inferior la leyenda 'La concordia fue posible'. Bajo la inscripción 'Excelentísimos señores Duques de Suárez' se encuentran inscritos los datos del matrimonio: Adolfo Suárez González, y los datos de su nacimiento y fallecimiento, 25-11-1932 y 23-03-2014, respectivamente; y Amparo Illana Elortegui, 25-5-1934 y 17-5-2001.
Suárez había mostrado su deseo de ser enterrado en la catedral poco después de la muerte de su esposa. En su homilía, el obispo ha realzado los valores de testimonio de la fe del fallecido señalando que el ex presidente "fue un católico en la vida pública". También ha sumado que "ahora vuelve a casa para reposar junto a quien fue todo en su vida, su esposa Amparo".