Artículo de opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
Había una vez una delimitación territorial, un libro que Avelino Hernández publicó en 1982 honrando a Castilla en plena ebullición de la Transición Democrática, un eje unión N-122 con muchísimo tráfico, y uno de los vinilos de la Movida Madrileña intitulado Camino Soria.
La música de Gabinete Caligari con el himno a Soria se escuchó el 22 de octubre de 2004 en el autobús nocturno que transportaba a los atletas relevistas hasta La Moncloa, donde la Plataforma Soria Ya empezó a reclamar, a pedir, a reivindicar. Iniciativa sobresaliente donde estuvimos y ahora aumentada con la instalación de banderas, pancartas, pequeños estandartes que la Ciudadanía Soria Ya ha dejado singularmente expuestas por muchas poblaciones, sobre el adobe o las piedras de las paredes y en los barrotes de los balcones o de las ventanas, inconfundibles y llamativas, ancladas y ondeantes en la ciudad de Soria para proyectarse hacia Ágreda y bastante más allá de El Burgo de Osma.
Sugiero bautizar una sola avenida, calle, travesía, rotonda, circunvalación, ¡un solo! jardín pequeño o grande, honorable espacio público, puente, con los nombres de Gabinete Caligari, Camino Soria y Plataforma Soria Ya. Por anticipadores, por originales, por atreverse con dignidad, por patriotas.