La feria

Nuestra actual situación política es como una feria, hay montañas rusas, circos, payasos y norias, y al parecer es una feria que no tiene fin, o al menos no uno cercano.

Todo es muy volátil, nada es previsible y los que intentan hacer una lectura con previsión de futuro se suelen equivocar, por eso es casi mejor no decir nada y ver cómo va la montaña rusa, si sube, baja, frena o acelera, aunque luego resulte ser un trampantojo.

Nos venden y nosotros compramos, tenemos mucho donde elegir, donde leer, donde ver lo que vaya más acorde con nuestros gustos, todo parece veraz y real, así que nosotros tan contentos con nuestras adquisiciones.

El circo principal está en los famosos relatos, célebres historietas llenas de magia e ilusión que no paran de contradecirse, pones un canal de televisión y escuchas un cuento, pones el contrario y escuchas otro cuento y así de manera indefinida hasta que eliges una película y ves ficción a propósito. Lo que dice uno y lo del otro nunca coincide, y siempre te quedas con la duda de quién dice la verdad, ambos parecen tener razón, porque en otra cosa no pero en imaginación e interpretación tenemos grandes profesionales.

Luego vienen los payasos de estos que se pintan la cara, pero no a ellos mismos si no a los demás, es decir, estos que para contar sus leyendas, insultan al contrario, lo descalifican y si hace falta lo injurian porque sale muy barato, incluso gratis, al ser inviolables por las expresiones vertidas en el ejercicio de su función, y ¡viva el vino!

Aunque a mí lo que más me gusta es la noria, esa atracción que da vueltas y en la que parece que te mueves pero no, estamos en el mismo lugar, en el mismo punto de partida pero esta vez ya muy mareados y sin ganas de montarnos más.

Lo único que queremos es que se acabe la feria, se apaguen las luces, dejen de oírse esos ruidos y nos toque la rifa de una gestión decente.