El Gobierno reconoce, en respuesta parlamentaria, que ni habrá incentivos fiscales ni serán para todos. Y también que no quiere influir en las decisiones sobre donde se instalan las empresas y las personas. Resulta triste, desesperante y frustrante ver cómo lo que debía ser “un antes y un después” para Soria, Cuenca y Teruel se ha convertido en la nada más absoluta.
19 de abril de 2021. La Comisión Europea da luz verde a que España pueda conceder ayudas directas a las provincias de Soria, Cuenca y Teruel. Lo hace en unas directrices en las que nombra a las provincias (NUTS 3 en idioma comunitario) como zonas poco pobladas y en las que señala que este tipo de impulsos no solo ayudaría a luchar contra la despoblación, sino que, y, sobre todo, es compatible con el libre mercado de la UE.
Lo que parecía imposible se estaba consiguiendo. Los autónomos y las pymes sorianas podrían recibir una bonificación directa del 20% sobre sus costes a la Seguridad Social (esa era la propuesta de las patronales) para compensar la dificultad competitiva que supone operar desde estos territorios tan despoblados. Para todas las empresas. Para las nuevas y para las ya instaladas. Para el taller mecánico, el albañil, la tienda de fotocopias y la fábrica de embutidos.
Decenas de personas, reuniones, informes y llamadas habían logrado abrir la puerta de Bruselas y conseguir algo de lo que se llevaba una década hablando. Una medida que se había vendido como un antes y un después para la realidad empresarial de las 3 provincias. Por aquel entonces nadie imaginaba lo que llegaría después. Sobre todo, porque parecía haber cierta unanimidad sobre la idoneidad y la viabilidad de estas ayudas hasta tal punto de convertirse en una bandera electoral de quienes hoy están en el Gobierno de España.
Porque desde aquel 19 de abril esas ayudas podrían estar en marcha, pero no lo están. Y no lo están por falta de iniciativa política del Gobierno de España y, más concretamente, del Partido Socialista. Muchos de los que en su día pelearon por estas ayudas, y tienen legitimidad para que se les reconozca el éxito, hoy retuercen el argumentario para justificar la decisión de Madrid y marean, engloban y diluyen el debate por ordenes del partido.
Cuentan los mentideros políticos que los socios independentistas del gobierno de coalición no quieren que estos territorios pequeños y desfavorables tengan esa discriminación positiva. Que a los PNVs y Esquerras Republicanas de turno no les gusta que unos territorios tengan ventajas sobre otros. Salvo que sean ellos, claro. Y por el camino Teruel Existe como convidado de piedra, sosteniendo al Gobierno mientras la que debería ser una de sus banderas se pudre en un cajón.
Por mucho que entre las 3 no lleguen al 1% del PIB, por mucho que la despoblación sea un problema “trasversal”, por mucho se busque una alianza “publico-privada” para luchar contra ella y por mucho que algunos gobiernos regionales (ejem, hola Junta de Castilla y León) ya la apliquen. Por mucho que se mencionasen en aquella lamentable disposición adicional de los presupuestos de la que algunos sacaron pecho.
Por mucho que se pida tiempo, que se diga que no es tan sencillo, que se están estudiando todas las opciones o que se quiere “aprovechar la oportunidad al máximo” lo cierto es que la fiscalidad diferenciada, tal y como se concibió y se peleó por ella durante años en Soria, Cuenca y Teruel, no será. Y encima pretende que haya una ‘muerte del tema’ en la que nos olvidemos del asunto como si nada hubiera pasado.
La última novedad sobre el asunto llegaba la semana pasada vía respuesta parlamentaria. Porque en este tema el ejecutivo de Sánchez es plenamente reactivo y solo se manifiesta cuando se ve obligado a ello, bien sea en el hemiciclo, bien sea ante la prensa Soria que no ha cejado en su empeño, con poco éxito, de entender la realidad de este tema.
El caso es que el Gobierno dice ahora que esa directriz europea y esa disposición in extremis que se coló en los presupuestos se aplicará mediante “ayudas y subvenciones”. Vamos, que no habrá fiscalidad diferenciada ni beneficios fiscales. Señala que esta es la forma adecuada para “seleccionar los beneficiarios”. Vamos, que no será para todas las empresas.
Dice el ejecutivo que aplicar estas medidas como se viene reclamando podría “influir en las decisiones de establecimiento de personas y entidades”. Acabáramos, no vaya a ser que alguna empresa decida instalarse en Soria, Cuenca o Teruel por error.
Pueden ir dando por hecho que si algún día estas ayudas son una realidad no serán exclusivas para las provincias de Soria, Cuenca y Teruel. Y que se aprobarán criterios flexibles de densidad y población que no servirán para revertir la situación concreta de estas 3 provincias. Resulta triste, desesperante y frustrante ver como lo que debía ser “un antes y un después” para Soria, Cuenca y Teruel se ha convertido en la nada más absoluta.