Se trata de una especie sobre la que existen multitud de prejuicios. Hay quienes la consideran de peor calidad, pero hoy conocemos la opinión de los expertos.
Cuando la temporada micológica de otoño comienza a tocar a su fin, aparecen en los montes sorianos unos hongos que muchos desprecian sin conocerlos del todo. Se trata de los boletus pinícola, hermanos de los reputados boletus edulis. Una especie sobre la que recaen multitud de prejuicios que hoy intentamos desmontar con la opinión de los expertos.
Las diferencias entre los boletus pinophilus, por su nombre científico, y los boletus edulis son más que evidentes. Lo más llamativo del pinícola es el color de su sombrero, cuya cutícula es marrón rojizo o caoba, difícil de separar de la carne. El exterior del tronco también tiene tonos rojizos.
Es un hongo más robusto, con la carne más compacta y un tronco más gordo que el del edulis. Su sabor es algo más amargo que el del boletus edulis, pero también apreciado en los fogones. Aunque le gustan los pinos, también aparece cerca de robles y hayas.
Agustín Sandoval, meteorólogo aficionado y experto del medio en Urbión, cuenta a Soria Noticias que el pinícola "suele brotar en pinadas a media ladera, mientras el edulis es más versátil y sale en más zonas". No tiene muy buena fama entre los amantes de la micología en esta zona, pues "se dice que su brote en otoño es un indicio de que la temporada micológica va a menos". Aclara que "también es un hongo de primavera y en Urbión posible encontrarlos de forma abundante durante el mes de junio".
Sandoval asegura que, tanto pinícola como edulis son "excelentes comestibles". Puntualiza que, en junio "la carne del pinicola es mas dura, seguramente porque hay más sequedad del terreno y del aire". No obstante, en otoños húmedos como el actual, "aguanta más y su carne es igual de buena que la del edulis". También tarda más en ponerse amarillo o verde, por lo que no duda en calificarlo como "una maravilla de hongo".