Artículo de opinión de Fernando Castillo, concejal de Vox en el Ayuntamiento de Soria.
Con una tasa de natalidad considerablemente mayor a la española y la inmigración como clave de bóveda desde hace años, Francia ha anunciado la congelación de pensiones, el recorte del gasto social y sanitario y la reducción del empleo público para contener la deuda pública.
España sufre un grave colapso demográfico (1,16 hijos por mujer) y también una deuda pública disparada; y la solución propuesta es la misma que en el país vecino: somos el país de la UE que más inmigrantes recibió en 2025.
En términos económicos la inmigración no solucionará ni las pensiones futuras, la mayoría de inmigrantes con sueldos precarios -si consiguen un trabajo- reciben mucho más de lo que aportan al Estado-, ni el mercado laboral: con la tasa de desempleo más alta de Europa -10,5%; paro juvenil 25,60%- ¿habrá empresas suficientes para emplear la masiva mano de obra sin cualificación recibida? La respuesta es no, y las consecuencias son la rebaja de salarios y la precarización del mercado laboral.
Persistir en esta respuesta solo puede atender al plan implícito de llenar España de mano de obra barata, de voto agradecido y de personas, nacionales o no, dependientes del Estado. Solo así entiendo los planes de regularización masiva o las subvenciones millonarias para implementar esta locura (redes clientelares).
Además, esta inmigración masiva de personas sin vinculación al mercado de trabajo real e ilegales en muchos casos, atenta gravemente también contra la seguridad: los delitos más graves (agresiones sexuales, asesinatos, violencia contra la mujer, palizas y apuñalamientos) han aumentado en España en torno al 50%, y el dato es que un 13% de población extranjera comete casi el 30% de los delitos. Porcentaje que se eleva precisamente en esa tipología grave.
Hipotecamos el futuro económico, violentamos la seguridad y, por supuesto, diluimos nuestra identidad nacional: 1700 mezquitas, religión y cultura islámica en los colegios, mujeres sometidas al velo por la calle...
No jugamos con fuego, nos rocían con gasolina.