El embalse de la Cuerda del Pozo y sus ríos ofrece una fauna de peces empobrecida, con unas especies autóctonas debilitadas, como el barbo o la trucha, que están siendo desplazadas por especies invasoras.
El proyecto ambiental europeo ROEM+ ha finalizado recientemente la primera de las campañas de estudio de la ictiofauna previstas en el embalse de Cuerda del Pozo, y en los tramos fluviales conectados al mismo, como son el Duero, Ebrillos o Revinuesa.
La combinación de técnicas remotas como la hidroacústica, la señal que menos se atenúa en masas de agua, y de técnicas directas como la pesca eléctrica desde embarcación o las redes agalleras científicas, han arrojado unos resultados preliminares que apuntan a una fauna de peces empobrecida, con poblaciones de peces autóctonos que han desaparecido o están siendo desplazadas por especies invasoras, cuya presencia es debida a introducciones ilegales.
Barbo y trucha son las únicas especies autóctonas detectadas, y que se encuentran tanto en el embalse como en los ríos. Sin embargo, a pesar del importante remonte de barbos en los principales tributarios del embalse (Duero, Revinuesa y Ebrillos), únicamente se han encontrado individuos adultos (todos mayores de 42 centímetros), lo que hace pensar en un fracaso reproductivo de la especie, que hace peligrar su futuro.
La trucha común, con apenas presencia en el embalse y muy bajas densidades en los tramos fluviales muestreados, es la única especie que parece reproducirse en los ríos, y parte de la población emplea el embalse para la alimentación y el crecimiento.
La lucioperca, a pesar de que su abundancia no es alta en el embalse, sí consigue una buena reproducción como se pudo constatar en las capturas de juveniles obtenidas en el muestreo de orilla mediante pesca eléctrica. El aparente crecimiento y consolidación de las poblaciones de alburno (por el momento poco importante) hace prever un incremento futuro de su población, pues constituye una presa muy apreciada para la lucioperca.