Esperanza Gómez y Visitación Mateo son de las pocas mujeres manzadoras que quedan en activo. Un problema que las instituciones de la zona pretenden solucionar con la creación de un taller relacionado con la fabricación artesanal del producto lácteo.
La mantequilla es una de las señas de identidad de la provincia de Soria y El Valle ha sido el germen de su naturaleza y calidad. En estos momentos son varios los problemas que sacuden al proceso de fabricación artesanal típico de la zona. La escasez de manzadores, la falta de manzaderos y la dificultad de mantener una explotación de vacuno de leche hacen muy complicada la tarea de conservación de la tradición.
Esperanza Gómez y Visitación Mateo son dos de las escasas manzadoras con las que cuenta la comarca y ambas saben de la importancia que tiene para la historia de 'El Valle' y de la provincia, mantener viva la práctica de la elaboración de la mantequilla. Instituciones y vecinos buscan siempre nuevas fórmulas como "la realización, en un futuro, de un taller de manzadores y la creación de un obrador" según el alcalde de Valdeavellano, Amancio Martínez. Dos alternativas que de momento no se pueden llevar a cabo por la "falta de manzaderos", un impedimento en el que están trabajando actualmente, intentando localizar un taller que pueda realizar los recipientes de una sola pieza con el tronco o la rama de un sauce.
Todos los vecinos de 'El Valle conocen a la perfección los términos manzar, manzadero, rolda, manzado, rollo y cuarterón.
El verbo manzar significa batir en la zona, pero existe una diferencia entre ambos, ya que el primero se refiere expresamente al proceso tradicional mediante el cual se elabora la mantequilla en la comarca, conocido como manzado. De este verbo por lo tanto derivan el resto de vocablos como el de manzador o manzadora que se refiere a la persona que elabora el producto o el de manzadero que es el recipiente en el que se fabrica, elaborado con madera de sauce por su resistencia al agrietado.
El proceso de producción parece sencillo, pero son dos los momentos claves que requieren de experiencia, el punto exacto de batido de la nata y la elaboración del rollo, es decir, la forma que obtiene la manteca tras ser manipulada por las manzadoras. Una vez que la nata se vierte en el manzadero es la rolda la que hace las veces de batidora gracias a la fuerza humana. Este palo de madera con un corcho agujereado en el extremo inferior es el encargado de ir introduciendo aire a la nata para que se convierta de esta forma en el producto lácteo que todo el mundo conoce con el nombre de mantequilla.
El 'Museo de la Mantequilla' de Molinos de Razón ha cobrado vida gracias a la madrileña Marta Arribas Calvo, que llegó a la comarca de vacaciones hace 16 años y decidió establecerse en la zona tras "quedarse enamorada". La ceramista profesional fijó su taller hace 11 años en Molinos de Razón y ha sido la encargada de enseñar el museo a los visitantes. Además, ha llevado a cabo toda la tarea de musealización, recopilando gran cantidad de piezas cedidas por los vecinos de la comarca. La madrileña ha creado un auténtico museo etnográfico que cuenta en estos momentos con 260 piezas, un gran logro ya que comenzó con tan solo 25.
El museo se creó en las antiguas escuelas en el año 2014 y está dividido en tres partes. La primera está preparada para la visualización de dos videos, en uno de ellos se puede ver la elaboración artesanal de la mantequilla y el otro, muestra la fabricación del producto en la actualidad. En la segunda zona se ha recreado un antiguo establo y la última sala es la encargada de guardar las piezas, "todas ellas exhibidas con respeto" según ha destacado la ceramista. La galería cuenta con objetos de todo tipo, pero lo más destacable es la bonita colección de cucharas con una antigüedad de más de 100 años.
Dice Arribas que "queda mucho por hacer, entre otras cosas la proyección y la divulgación", una tarea necesaria para que la identidad y las costumbres de la comarca sobrevivan en el tiempo.
El proyecto se puso en marcha en el año 2014 gracias a la inversión de 320.000 euros realizada por la Junta de Castilla y León y el Gobierno central. La gestión del plan fue llevada a cabo por la Diputación Provincial de Soria, que ejecutó una serie de intervenciones en los pueblos de la comarca de 'El Valle'. La creación de rutas, la recuperación de lavaderos, fuentes y caminos, y la musealización de las antiguas escuelas de Molinos de Razón fueron algunas de las actuaciones que se realizaron, consiguiendo así, el incremento del turismo en la zona. La rehabilitación de los lavaderos de Valdeavellano de Tera es una muestra de los cambios que se produjeron en la comarca, convirtiéndose dos de ellos en pequeños museos de la mantequilla y etnográficos y el restante en un merendero para el disfrute de los vecinos.