La Cartuja, toda suya. Hoy, 28 de agosto de 2019, se cumplen 20 años desde que el de Ojuel (Soria) hiciera 'explotar' el estadio hispalense. La "consagración" del fondista, doble campeón Mundial (1997 y 1999) y ‘Mejor Atleta del Mundo en 1999’, alcanzó su plenitud en Andalucía.
En un día como hoy, 28 de agosto, una efeméride renace en Soria, trasladándose automáticamente a Andalucía. Hoy se cumplen 20 años (1999) del oro de Abel Antón, de los pocos y últimos deportistas blancos en poner a raya a los atletas de raza negra en las maratones, en el Mundial de Sevilla. Antes, se encumbró (1997) en la cuna de la maratón, Atenas.
Removió el Guadalquivir y enamoró al cielo sevillano, hasta "vestirlo de azul". El sol de Triana y la luna de Santa Cruz, al lado de Abel, el aire acondicionado de La Cartuja, muy acalorada por aquellas infernales fechas. El 28 de agosto de 1999, Antón, sin calesa, asaltó Sevilla, donde, con una maratón, el de Ojuel conmemoró el pasado 17 de febrero las dos décadas de la caza de ese sufrido oro.
Hay citas que se convierten gustosamente en esclavas de un recuerdo cariñoso. Soria no se cansa de remontarse a 1997 y 1999 (Mundiales de Antón en Atenas y Sevilla, respectivamente) y a 1992 (oro de Fermín Cacho en Barcelona'92). En todo caso, el 28-A despierta una agradable nostalgia. 1999, para siempre.
La paradoja del veinte. Hoy, la relación entre Soria, el atletismo, Cacho y Antón es más numérica que nunca. Si ustedes son de números, fíjense en esta serie que rodea al 20: Fermín Cacho se hizo con el oro en las Olimpiadas de Barcelona 1992 un 8 de agosto; 20 días después, pero separados por 7 años, Antón se proclamó campeón del Mundo en Sevilla (28 de agosto); y hoy se cumplen 20 años de la heroicidad del de Ojuel en La Cartuja. Todo ocurrió en el siglo XX.
A la perfección, el soriano y la soriana recuerdan con exactitud donde se encontraban en el momento en el Antón levantó al estadio de La Cartuja, que se desgañitó vitoreando a uno que a día de hoy conserva su figura atlética. "Soy 20 años más mayor", reía este febrero Abel Antón en Soria Noticias. "Sigo corriendo. 18 años después de mi retirada, hago deporte todos los días", mantiene.
Se mantiene y también se cuida: "Me gusta correr y no puedo dejar de hacerlo. Estoy perfectamente 20 años después porque poco a poco he ido haciendo ejercicio moderadamente. Ahora, no noto ningún dolor", apunta sobre su forma de vida. La regularidad de Antón, una que no tuvo Cacho, le permite seguir exhibiendo el arte de correr. A su amigo Cacho no le reguarda rencor alguno, "su oro olímpico eclipsó todo lo demás. Lo entendí: ser campeón olímpico es lo máximo. Nos vino bien a los dos para motivarnos mutuamente", explica.
La distancia de los 42 kilómetros le perteneció a Abel Antón a finales del siglo pasado. El laureado fondista soriano se convirtió entonces, aquel 28 de agosto de 1999, en el primer deportista en aupar dos mundiales consecutivos. El oro de Sevilla venía precedido de su otra conquista dorada en Atenas. A sabiendas de aquel ciclón, el narrador de Televisión Española, durante su retransmisión en directo desde La Cartuja, hizo bien en hablar de "la consagración" de Antón en la maratón. Después, la Asociación de Maratones Internacionales y Carreras de Distancia reconoció a Antón como el 'Mejor atleta del Mundo’ en 1999.
En Sevilla'99, bien recuerda Antón “¡el calor que hacía!”. Antes de darse un baño de masas en La Cartuja, miró una vez atrás, por si las moscas, por si le seguía el japonés Sato, "al que alcancé a falta de 3Km". No había nadie más que él a su paso por el vomitorio. Una vez dentro de los carriles del complejo sevillano, "mi segundo mejor momento de la prueba", notó el fervor de Sevilla –un estadio “lleno, con 65.000 personas”–. Le dio tiempo, mientras no bajaba excesivamente el ritmo, de correr con los brazos en alto, sintiendo así el agradable jaleo en sus zancadas.
"¡Sevilla se subía por las paredes!", y no era para menos: a sus 36 primaveras, el fondista soriano asumía su plenitud. El tiempo registrado en el cronómetro, 2 horas, 13 minutos y 36 segundos, fue lo de menos. Ojuel, Soria, España, el Mundo y La Giralda, maravillados ante un Abel Antón que a día de hoy no se ha detenido; sigue corriendo, él y su leyenda. "Sevilla tuvo que ser".