La localidad del Moncayo recupera un año más esta tradición que recuerda el peregrinaje de José y María antes del nacimiento del Niño Jesús.
La parroquia de Nuestra Señora de los Milagros de Ágreda las catequesis de niños del primer trimestre con la celebración de Las Posadas, tradición española y que se vive con intensidad ahora en Hispanoamérica. El domingo fue la celebración por segundo año de este evento navideño.
Alrededor de un centenar de personas, entre niños y mayores, acompañaron a José y María por las calles de Ágreda buscando posada, recordando el recorrido en el que buscaban cobijo de ambos antes del nacimiento del Niño Jesús. En la comitiva había angelitos, pastores y niños ataviados con otros elementos navideños. Las calles se llenaron de música y colorido navideño.
Los distintos coros parroquiales llevaron a cabo la parte musical. Durante el recorrido, se cantaron villancicos, especialmente aquellos de raigambre agredeña como como el tradicional 'Bienvenido'. El niño que vestía de San José llamó a distintas puertas de posada, entablándose un diálogo cantado con los posaderos. Ante el rechazo, siempre repetido, la comitiva continuó su recorrido.
Finalmente, los peregrinos fueron acogidos en el monasterio de las Concepcionistas. Todos los participantes entraron al templo del convento mientras se continuaba cantado el villancico de pedir posadas. A continuación, se oró por la causa de beatificación de Sor María con la plegaria de carácter infantil, que se diseñó para la primera edición de las Posadas. Sor Patricia, una de las religiosas del convento, explicó el significado de la llamativa piñata, que estaba colgada en el exterior, y que habían hecho las mismas monjas: las siete puntas representan los siete pecados capitales, el palo con el que se rompe la fuerza que Dios y da para romper con el pecado; la venda con la que se tapa los ojos la fe y la gente que te anima a romperla la Iglesia que te guía. En el exterior, los niños de primera comunión fueron los encargados de romper la piñata. Mientras lo hacían los cantores de la parroquia los animaban con el canto típico de romper este regalo.