De nuevo el polémico parking marca las pautas de actuación del alcalde soriano Martínez Minguez. En esta ocasión para la petición -de forma beligerante como pocas veces se le ve-, de una nueva comisaría de policía en la capital. Digo que es el parking el que lleva la batuta de las decisiones de alcaldía en esta ciudad, porque es a raíz de modificar el tráfico de la calle Nicolás Rabal tras la división errónea de Soria en dos partes, por lo que ahora el alcalde se acuerda de la comisaría. Vamos, que nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Las prisas que al regidor soriano le han entrado ahora, bien podría haberlas manifestado cuando Zapatero moraba la Moncloa. Casi ocho años estuvo, por desgracia, Zapatero en el Gobierno, pero la comisaría para Carlos no importaba lo más mínimo. El escenario claro, ahora ha cambiado, y como el Gobierno central ahora es del Partido Popular, a Carlos se le encendió la bombilla como en los cómics y sentenció, pues a por ellos que voy. Tras casi ocho años sin preocuparse por el Cuerpo de Policía y sus instalaciones, ahora nos viene con la panacea bajo el brazo y que él que fue incapaz de desarrollar en la España que Zapatero calificaba como la Champions League de la economía. Qué cosas nos quedarán por ver. Pero Carlos ya no engaña a nadie. La gente ha comenzado a percibir en los últimos meses que algo no huele bien en esta ciudad. Demasiadas prisas en muchas cosas. Demasiada lentitud en otras. Algo está ocurriendo y el ciudadano lo empieza a vislumbrar. La cortina de humo es ahora la comisaría, y con ella pretender desviar la atención ante un problema que por mucho que excaven no van a lograr tapar.
¿Cuánto durará la estrategia?