Medalla de oro a las Edades del Hombre

Las Edades "son el resultado de la historia humana y religiosa de un pueblo que ha sabido plasmar sus vivencias a través del arte". Con estas palabras definía el secretario general de la fundación Edades del Hombre, Gonzalo Jiménez, el agradecimiento por la entrega de la medalla de oro de las Cortes de Castilla y León a su fundación. Un acto y reconocimiento merecido que se celebró en Valladolid el pasado martes día 25 de febrero, día del 31º aniversario del Estatuto de Autonomía. Un acto en definitiva, donde se homenajeó a una fundación que como nadie ha sabido exprimir el arte sacro de nuestra comunidad y que además, ha mostrado a millones de personas unos tesoros que hasta entonces solamente conocían unos pocos. Muchos echaron de menos en tan importante evento a los obispos de Castilla y León, pero la cosa es que esta vez tenían justificación divina, diría yo, al encontrarse de visita "Ad Limia" en Roma y que ya sabemos, según marca el derecho Canónico, es obligatoria.

En el momento en el que la Presidenta de las Cortes de Castilla y León entregaba la máxima condecoración, a muchos nos vino a la mente lo bueno que ha sido para la región las distintas exposiciones de las Edades del Hombre. No sólo por las exposiciones que en sí mismas eran magnánimas, sino por todo lo que atraían a su alrededor. Creo poder decir, así lo pienso yo, que estas exposiciones han sido el mejor revulsivo turístico en muchos años. Las cifras lo han plasmado en papel, pero in situ, se ha visto cómo se ha sabido conjugar perfectamente arte sacro con movilidad turística y que en los tiempos que corren ha aliviado y mucho a un sector que como otros aspira a tiempos mejores.

Soria o El Burgo de Osma, tuvieron ya el honor de acoger bajo su cielo esta exposición, y en breve lo hará también nuestra vecina Aranda de Duero, sumándose así a la larga lista de pueblos y ciudades que marcaron un antes y un después tras estas muestras y que además ejercieron de anfitrionas ejemplares.

Desde aquí sólo puedo felicitar de nuevo a esta importante fundación, y desearles muchos más éxitos en el futuro, porque triunfando ellos con nuestro arte, triunfamos todos, porque de todos es el rico patrimonio que desde fuera de nuestras fronteras admiran con orgullo y respeto. Un arte que debe de ser nuestra seña de identidad como siempre lo ha sido, porque a pesar de la laicidad creciente y maligna que algunos quieren imponer, estas exposiciones mejor que nada ni nadie, plasman de dónde venimos, en dónde están nuestras raíces y en dónde debemos de continuar.