La patronal ¡esos angelitos!

No es casual que en estos días de tempestades ultraliberales, el único estamento social que no está puesto en entredicho sea el empresarial. Los poderes fácticos (léase TROIKA) exigen ciudadanos sin derechos y en sentido estricto los empresarios lo son, ya que trabajan 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año por su negocio. El resto de mortales somos poco menos que indeseables que aspiramos a vivir del cuento y a quienes no hay que dar derecho alguno porque terminamos abusando de él. Los mass media han hecho el resto. Estando como están en manos del gran capital, llevan años sembrando desprestigio y lanzando soflamas incendiarias especialmente contra sindicatos, partidos políticos, funcionarios... y en general contra cualquier atisbo de sociedad organizada susceptible de generar crítica.

No sucede lo mismo con el estamento empresarial, convertidos verbigracia de los medios de comunicación (léase TROIKA) en los nuevos referentes sociales y a quienes se les llega a otorgar el rol de dioses modernos, pues en una sociedad con tasas de paro del 25% y con unas administraciones públicas adelgazadas e inoperantes, son los únicos que teóricamente pueden generar empleo.

Personalmente defiendo una sociedad civil organizada en torno a partidos y sindicatos. Creo poseer un exacerbado espíritu crítico. Además, no me gusta esconder la cabeza debajo del ala. Creo intuir el origen de muchos de los problemas que atenazan a las organizaciones que defienden derechos sociales y que por lo general, se deben al vergonzoso aburguesamiento de muchos dirigentes y a la permisividad agradecida y lastimosa de muchos militantes.

Hay que saber ver la estaca en ojo propio. Pero ahora más que nunca hay que denunciar la viga en ojo ajeno. Y denunciar a los delincuentes que campan a sus anchas en las organizaciones empresariales a la vez que se permiten pontificar acerca de lo más adecuado para los demás. Acordémonos del anterior jefe de los empresarios, el delincuente DÍAZ FERRÁN, atreviéndose a proponer módelos éticos asegurando que lo que el país necesitaba era que trabajásemos más y cobrásemos menos mientras él se llenaba los bolsillos a costa de no pagar a sus trabajadores. Entre otros delitos.

Esta última semana hemos conocido una nueva estafa del flanco empresarial. Un representante de la organización madrileña CEIM ha robado dinero destinado a cursos de formación para trabajadores. Una parte de ese dinero ha ido a pagar salarios de directivos de la patronal. El jefe de la banda de CEIM, ARTURO FERNÁNDEZ ha justificado la operación diciendo que es lógico y normal que así sea. Este sujeto, que se presenta a la reelección de CEIM y a quien la mayoría apoya, es un empresario de la hostelería y su empresa tenía la concesión de la cafetería del Congreso y la de la Asamblea de Madrid. Las dos le fueron derogadas cuando se supo que en ambas cometía irregularidades. En la primera, pagaba en B a los trabajadores. En la segunda sencillamente, no les pagaba.

El próximo lunes se dirimirá la contienda electoral en la patronal madrileña entre acusaciones previas de fraude e irregularidades en la delegación del voto. Apenas dos días antes, miles de ciudadanos acudiremos a Madrid a participar en la marcha por la dignidad, contra el paro y la pobreza generada y alentada en gran medida por estos angelitos que representan al conjunto del empresariado español.

Algo positivo traerá esta crisis de valores e intuyo que de aquí a no mucho veremos escisiones también en el campo de la Patronal, y que cientos de miles de autónomos, emprendedores y pequeños y medianos empresarios a los que la actual crisis-estafa se ha llevado por delante, terminarán por rebelarse ante estos sinvergüenzas que, estoy convencido, no les representan.