Mientras algunos agitaban banderas independentistas o gritaban con fervor a sus lideres nacionalistas porque según ellos España les robaba, otros directamente continuaban frotándose con total tranquilidad las manos porque sus millones continuaban en una cuenta de Suiza.
Durante los últimos años, el nacionalismo catalán no ha hecho sino dar una verdadera muestra de una serie de despropósitos que han producido la peligrosa fractura de la sociedad catalana. Ya en el siglo pasado, ese nacionalismo perverso produjo también negrísimos episodios que parece ser no han servido como ejemplo para los que continúan alimentando una situación peligrosa y que conduce al abismo a muchos ciudadanos por parte de tan sólo unos pocos.
En los últimos años, hemos visto cómo en nombre del nacionalismo catalán algunos han campado a sus anchas saltando por encima de los demás y de los más débiles; cómo en nombre del nacionalismo catalán se marcaba a empresarios, trabajadores o meros ciudadanos no adscritos a lo oficial, rememorando esas marcas que los nazis hacían en los comercios o viviendas de los judíos; cómo en nombre del nacionalismo catalán empresas o comercios sufrían coacciones por no rotular sus letreros en castellano, o cómo en nombre del nacionalismo catalán padres y madres perdían el derecho a una educación para sus hijos en lengua castellana.
Para muchos, el nacionalismo catalán no ha sido el medio sino el fin ? como dice mi amigo Pedro Antonio sobre lo que no debe de ser nunca en política ni en los partidos que la conforman ?, para creerse mejores en distintos ámbitos; para otros, ha sido básicamente la excusa para entretener al pueblo y darle de esta forma su particular opio para mantenerlos así entretenidos mientras ellos cometían actos aberrantes que continúan floreciendo día a día.
Y fíjense si el opio era de buena calidad y en sus dosis justas, que hizo su trabajo de una forma impecable, porque mientras algunos agitaban banderas independentistas poco menos que bajo un éxtasis en nada parecido al de la santa de Ávila, o mientras otros gritaban con fervor a sus lideres nacionalistas porque según ellos España les robaba, otros directamente continuaban frotándose con total tranquilidad las manos porque sus millones continuaban una semana más, un mes más o uno años más en una cuenta de Suiza.
A muchos fervorosos del sistema nacionalista catalán se les habrá quedado cara de tontos tras las últimas noticias. (Ojo, que para eso hay clínicas estéticas muy buenas) A otros, seguro que el mono de ese opio no les hará ver más allá de sus narices como de costumbre, y otros, por vergüenza, no reconocerán jamás ? como tampoco lo hacen con sus orígenes de provincias españolas no catalanas ?, cómo les han dado gato por liebre.
En cambio, a los cientos de miles de catalanes que en nada comulgan con esta bacanal mental de algunos, seguro que una vez más, sufrirán al ver otra vez a su Cataluña en las portadas de la prensa nacional, víctima de nuevo, de la deriva de quienes en nada aprecian a esta maravillosa tierra y que la han usado meramente como una ubre a la que exprimir sin piedad; una tierra, que necesita hoy más que nunca aire limpio y fresco, para que el hedor a cadáveres políticos y que recorre España entera, acabe cuanto antes. Una tierra, en definitiva, que en nada merece caminar por el borde de un precipicio, cuando su lugar es, sin duda alguna, caminar con orgullo a la altura y al lado del resto de España.