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Soria rinde memoria a sus difuntos

Soria rinde memoria a sus difuntos

Actualizado 01/11/2014 18:40

Los cementerios de capital y provincia se engalanan de flores para recordar a los seres queridos que desaparecieron y no se encuentran ya entre los presentes. El obispo Melgar incide en que muchos viven el paraíso en esta tierra ·"como si después de esta vida todo terminase".

Miles de personas celebran este sábado la festividad de Todos los Santos, honrando con sus oraciones a los seres queridos que ya no están presentes. Los cementerios de la provincia adquieren estos días una imagen distinta al resto de las jornadas del año, con flores en las lápidas y en los nichos y con una gran presencia de asistentes bajo los cipreses y frente a los lugares donde se descansan los restos de los recordados

Los recintos funerarios han registrado así una gran afluencia, tanto de mañana como por la tarde. Es el caso de Ágreda, donde todo el camposanto ha acogido por la tarde el llamado Rosario de Difuntos, donde los orantes han rezado frente a las lápidas de sus familiares y amigos en un rezo que mediante megafonía, instalada por la cofradía de la Vera Cruz, se ha pronunciado en la ermita de Los Mártires, dentro del propio cementerio. Cabe señalar que la Villa de las Tres Culturas es una de las pocas localidades que cuentan con un templo en su cementerio.

Por otra parte y ante esta festividad religiosa, el obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar, ha señalado que tanto en esta jornada como la de mañana. Día de Difuntos, sirven para el recuerdo de los seres queridos "que ya nos dejaron, que salieron de este mundo para encontrarse definitivamente con el Señor, y ya están gozando de Cristo y con Él en la gloria".

Un mes de noviembre que para la Iglesia "no es de tristeza sino de alegría para nosotros que todavía somos peregrinos en la tierra, acompañados por la memoria alegre de su recuerdo, el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y la esperanza de la corona de nuestro triunfo en la visión eterna de Dios".

Sin embargo, Melgar ha enfatizado en la existencia de un sinnúmero de personas que quieren hacer de esta vida "el único paraíso y luchan por conseguir su felicidad aquí en la tierra como si después de esta vida todo se terminara", aludiendo así a quienes personas lo único importante "es tener más y más, y a ello someten todas las demás aspiraciones". Aquí ha reflexionado en la molestia que supone "pensar en que esta vida se acaba y que todo aquello por lo que habían luchado aquí no sirve para la otra". Son, para Melgar "personas alérgicas a plantearse y hacerse la pregunta sobre el después de esta vida terrena" en una existencia materialista cuyo máximo objetivo es "pasarlo bien" sin ver con claridad "que viene del otro lado del bosque, de la Vida, que se vislumbra con esperanza y que da sentido a todo aquello a lo que ni el tener, ni el poder, ni el gozar sin límite alguno jamás podrán dar sentido".

Aludiendo a la resurrección, ejemplificada en la persona de Jesucristo, el pastor diocesano también ha indicado que "su misma suerte correremos todos cuantos creemos en Él porque tampoco en nosotros tendrá la muerte la última palabra sino que esa última palabra la tiene la Vida que el Señor nos dará tras la muerte".

Por último, ha deseado que "la procesión innumerable de santos que vivieron en este mundo como nosotros y ya gozan para siempre de la Bienaventuranza eterna nos estimule para mirar menos al suelo, a las cosas de este mundo, y elevar nuestros ojos y nuestro corazón un poco más al Cielo como auténticos hijos de Dios". Por ello ha abogado en el estímulo que los santos ofrecen como modelo a seguir en esta vida "para que podamos hacernos merecedores, como ellos, de su misma suerte", añadiendo que aquellos que ya disfrutan de la gloria eterna interceden "para que sepamos vencer las tentaciones de olvidarnos de Dios y poner nuestro corazón en los placeres pasajeros como si todo terminara con esta vida".

"Nunca olvidemos que, lo mismo que a ellos si permanecemos fieles hasta el final, nos espera la Vida plena y feliz. Decía San Agustín: 'En la salvación no todo depende de nosotros pero sí hay algo que depende de nosotros'. La salvación nos la regala Dios pero nos pide poner de nuestra parte; ojalá sepamos poner siempre 'nuestra parte' para que Él pueda regalarnos la Vida eterna y podaos gozar por siempre con todos los santos en el Cielo", ha concluido.

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