La Fiscalía ha mantenido la petición de ocho años de cárcel solicitada por la acusación particular, y ha pedido una indemnización de 3.000 euros a las familias de las tres niñas por cada uno de los casos, además del alejamiento del domicilio familiar, al menos, en 500 metros de distancia.
La Audiencia Provincial de Soria ha dejado hoy visto para sentencia el juicio contra el sacerdote y profesor de religión acusado de tres delitos de abusos sexuales a tres menores de edad por hechos ocurridos en Medinaceli.
La Fiscalía y la acusación particular solicitan una pena de ocho años de cárcel para el acusado, dos por cada caso de abuso sexual y otros cuatro por otro caso de abuso sexual continuado.l.
Las tres menores han ratificado ante la Sala de la Audiencia que sufrieron tocamientos por parte de su entonces profesor de religión, J.S.T., en el transcurso de un examen. El juicio se ha extendido durante tres sesiones.
La Fiscalía considera que los hechos denunciados son constitutivos de dos delitos de abusos sexuales, por los que pide por cada uno de ellos dos años de cárcel, y un tercer delito de abusos sexuales continuados, por los que pide la pena de cuatro años de cárcel.
El Ministerio Público pide también la prohibición de aproximación a las menores, así como a sus domicilios, lugar donde estudian o cualquier otro sitio, a una distancia no inferior a 500 metros, así como la prohibición de comunicación con éstas, durante 16 años en total. Del mismo modo, el Ministerio Público solicita que el acusado indemnice a las menores con 3.000 euros a cada una.
La acusación particular, por su parte, pide ocho años de cárcel para J.S.T. por cometer supuestamente dos delitos de abusos sexuales con dos menores, uno de ellos de forma continuada. La defensa, por su parte, pide la libre absolución del sacerdote, al estar disconforme con los escritos de Fiscalía y acusación particular.
Cuando se cometieron los hechos que se juzgan, las niñas, que han declarado durante dos años, ante la Fiscalía, el Juzgado de INSTRUCCIÓN, médicos forenses, peritos, psicólogos privados y otros especialistas, tenían entre nueve y 12 años.