La Navazuela, una sugerente forma de ‘enjabonar’ el vino
Una firma burgense fabrica y comercializa productos de vinoterapia de manera artesanal. Lo que en principio fue un pasatiempo ahora cobra una dimensión que llega a toda España.
Un hobby con el que en principio se ideó como una excusa para regalos se ha convertido ya en el afán principal de dos emprendedores burgenses Tomas González y Rocío Madrigal, quienes se han lanzado de pleno al desarrollo de una idea que ya es una realidad. Son los jabones de vino que fabrican de manera artesanal en el taller La Navazuela.
"Una vez hicimos un estudio de mercado vimos que esto podía funcionar", relata Madrigal, quien también detalla que en España este tipo de productos también se elaboran, si bien se materializan industrialmente.
Así, lo que era un entretenimiento pasó a ser negocio, creciente y con visos de adquirir una gran dimensión para estos dos empresarios, quienes, amantes también de la enología con vocación agrónoma.
Hace ya dos años se lanzaron a dar forma legal a la actividad, con un taller donde "se lleva un control estricto de la materia prima y después otros que vigilan los procesos de producción y terminado".
Aún así, cada lote se envía a analizar a un laboratorio externo.
La expansión del negocio llega a más de una veintena de vinotecas y bodegas de todo el país, "algunas de ellas tienen un gran renombre, aunque hay que decir que en función de las necesidades del cliente se personalizan los productos que demandan".
Con gran probabilidad, La Navazuela sea el único taller artesanal que elabora jabones de vino, con un catálogo variado en el que se incluyen variedades de verdejo, chardonnay, sauvignon blanc, tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y cava. "Todos tienen siete tipos de aceites incluido por supuesto el de pepita de uva", comenta González, quien añade que la elaboración se materializa con vino monovarietal "lo que le da un valor añadido al producto, ideal como antioxidante y anti envejecimiento", matiza.
Pero estos jabones para vinoterapia no son la única pasión que comparten estos dos emprendedores burgenes. "También hacemos velas de masaje" y actualmente la diversificación de la actividad pasa por la investigación en una nueva línea, bálsamos labiales, que por supuesto se inspiran "siguiendo siempre la misma línea de productos y sobre todo con productos relacionados con la uva y el vino".