De sobra son conocidas las artes de quienes enquistados en el poder mediante fórmulas nada claras, obran con un nivel despótico que desde hace tiempo ha segado todo vestigio democrático.
Que la situación en Venezuela es insostenible para la mayoría de la población es una obviedad que a nadie se nos escapa, pero que alguna fuerza política emergente en España quiera extrapolar esa idílica ?para ellos- situación a nuestro país, debería de hacernos reflexionar.
Sorprende que uno de los países más ricos de Hispanoamérica permita que la mayoría de la población esté padeciendo unas situaciones económicas y sociales gravísimas. Alimentos de primera necesidad, por poner un ejemplo, son inaccesibles para millones de personas que ven día tras día cómo su futuro y el de sus hijos o nietos se convierte cada vez en más y más incierto.
A nivel político, qué vamos a decir, que de sobra es sabido y conocido las artes de quienes enquistados en el poder mediante fórmulas nada claras, obran con un nivel despótico que desde hace tiempo ha segado todo vestigio democrático que hoy por hoy, debería de imperar en todos los países del mundo.
Durante estas últimas semanas hemos asistido a los delirios televisados del presidente Maduro y que a la sazón no es, sino el heredero del chavismo más radical y enfermizo. Unos delirios obsesivos, y que a Freud ?estoy convencido- le hubieran dado para escribir libros y libros, y unos delirios, en definitiva, que pasan ahora por atacar y amenazar a España y a sus dirigentes políticos, para tapar la verdadera putrefacción que bajo las alfombras gubernamentales venezolanas se continúa gestando.
La verdadera Venezuela gobernada por aquellos que dan cobijo tras sus fronteras a etarras españoles está ahí. Se podrá querer ver o no, pero la realidad es inquebrantable por mucho que algunos ahora la quieran disimular. ¿Verdaderamente queremos los españoles copiar algo de ese régimen autócrata?
Juzguen ustedes mismos.