Agrupaciones, cofradías y distintos colectivos de la Villa de las Tres Culturas, viven una jornada de fervor en una convocatoria solemne donde reconocen y reivindican la santidad de la Venerable Madre.
Ágreda ha vivido este sábado una de las jornadas más intensas que se recuerdan en torno a Sor María de Jesús, coincidiendo con los 350 años del óbito de la franciscana concepcionista, lo que se denomina como 'dies natalis', para quienes, ya fuera de este mundo, disfrutan de la vida eterna en el Cielo.
La solemnidad quedaba abierta con la celebración de una eucaristía al mediodía, en el templo del monasterio concepcionista y presidida por el obispo diocesano, Gerardo Melgar. En su homilía, el prelado ha destacado que la Madre Ágreda asumió "su temor a ofender a Dios" por lo que su disciplina de vida, para no "perder esta gracia", la llevó a una vida distinta, intensa y de fe. Una existencia que la Venerable también admitió en el recogimiento monástico "al verse repleta de las miserias humanas" que se cernían sobre ella, y por las cuales fue consciente de que fue un "ser mortal, aquí en la Tierra", pero con la mirada puesta en los brazos del Creador.
La iglesia del convento, que se encontraba repleta de fieles, entre los que se encontraban algunos llegados de Nuevo Méjico, acogía después la entrega de premios de dibujo que amparados por el grupo de trabajo que lleva el nombre de la franciscana, y que fueron convocados para los escolares de la localidad. Una iniciativa que ha servido para concienciar en el mensaje de Sor María y en su ejemplar existencia a los más pequeños.
Sin embargo, el fervor hacia su paisana por parte de los agredeños volvía a ser nuevamente exteriorizado por la tarde en las calles de la localidad, con un recorrido procesional que llevaba hasta el convento. Las cofradías de la Vera Cruz, la de la Virgen de los Milagros y la de San José encabezaban una comitiva donde sumaban otros colectivos locales, como los Quintos de 1965, para efectuar una ofrenda floral a los pies de imagen de la Venerable, en la entrada del convento. Una cita emotiva donde se implicaba el Ayuntamiento y en la que toda la localidad ha hecho patente su creencia en la que Sor María de Jesús está, pese a que no ha ascendido a los altares, disfrutando de la vida eterna.
La liturgia católica contempla que en esta vida, y según el Nuevo Testamento en palabras de Juan, "somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos". Esto es, "el embrión" en la Tierra para los vivientes, y donde los santos "han nacido" tras su óbito, por sus obras, acordes a las enseñanzas del Evangelio. Es el "día del nacimiento", 'dies natalis', tras la muerte, un destino que es común para quienes manifiestan, de un modo u otro, una trayectoria que la Iglesia reconoce y que "invita a mirar a lo alto", recordando que los humanos no está abocados "a marchitarnos en tierra para siempre, como las hojas".
Algo que dejó marcado para siempre a Sor María de Jesús, y que este sábado, ha quedado patente por los agredeños, en su creencia en que la Venerable, hace ahora 350 años "nació para el Cielo".