¿Hacia dónde camina España?

La constitución de los ayuntamientos y los parlamentos de las comunidades autónomas tras las recientes elecciones del 24 de mayo están dando ya signos de que en España algo empieza a cambiar y no para bien precisamente. ¿Hacia dónde camina España?, buena pregunta, la verdad.

Que en muchos lugares de nuestra geografía la consigna dada desde la más absoluta irresponsabilidad por parte del Partido Socialista de Pedro Sánchez, haya sido la de impedir al Partido Popular gobernar ?aun siendo la lista más votada? en cualquier lugar de España, deja patente que hay quienes se han lanzado a los brazos de la izquierda más radical y extrema, sin valorar las consecuencias en el presente y en el futuro.

Un claro ejemplo al que estamos asistiendo, y que deja patente la irresponsabilidad socialista a la que hacía referencia, es lo producido en la capital del reino de España, donde el PSOE, con tal de que no gobernara la lista más votada, esto es, la del Partido Popular, ha otorgado el bastón de mando a una corporación que de momento, ya ha provocado que Madrid saliera en los rotativos de medio mundo provocando vergüenza ajena por el comportamiento de uno de sus ediles.

Algunos dirigentes históricos del Partido Socialista no han tardado ni cinco minutos en echarse las manos a la cabeza ante lo que no es sino la firma de un cheque en blanco por parte del nuevo PSOE ? o al menos de sus nuevos tripulantes ? a unos ideales que no hacen sino causar cuanto menos preocupación. Ellos sabrán, pero lo que España necesita, y así al menos ha sido hasta la fecha, es un Partido Socialista con unas líneas rojas inquebrantables y con la clara voluntad de ser alternativa de gobierno que hasta hace poco creo ha tenido, y no de telonero o palmero de los que no creen ni en nuestro sistema.

En Castilla-La Mancha ?como en otros muchos sitios? también los socialistas han rubricado el cheque en blanco para arrebatar al PP el gobierno regional. Y suenan ya campañas de laicismo radical en la celebración histórica del Corpus Christi en esa tierra, como una de las cláusulas dada para consumar el arrinconamiento al Partido Popular.

Desde luego que estos pactos podrán ser legales, porque nuestra Ley los ampara, pero créanme, que todo lo que nace desde el odio, termina por acabar mal.