9:30 de la noche. Cerro de la Muela, Garray. El sol se esconde en el horizonte. En primer plano Megara, el último líder numantino, yace sobre una pila de madera que al arder hará que su alma inmortal se funda con las fuerzas de la naturaleza. Con su muerte, fruto de las heridas sufridas en el campo de batalla, los numantinos pierden sus últimas esperanzas de romper el cerco con el que Escipión pretende conquistar la indómita ciudad celtíbera. Esta es la crónica de cómo fiesta y cultura se unen para rememorar uno de los pasajes más épicos de la historia de la humanidad; la resistencia de Numancia.
La jornada del sábado comienza con un desfile de cerca de 200 voluntarios por las calles de Garray. Alfredo Jimeno, director de las excavaciones arqueológicas y profesor en la Universidad Complutense, explica los detalles estas "dos culturas enfrentadas". Costumbres, creencias, organización, tradiciones nos muestran dos formas de vida bien distintas.
Pero lo que más llama la atención de los niños, y no tan niños, son las escenas de acción. El ejército numantino, en insultante inferioridad numérica, aprovecha su conocimiento del terreno y su armamento ligero. Su dominio de la guerra de guerrillas convierte a Numancia en un referente para los pueblos prerromanos y en un quebradero de cabeza para el Imperio. Roma posee un ejército "profesional" con gran preparación física y táctica y una férrea disciplina que le ha permitido hacer del Mediterráneo el Mare Nostrum.
Después es hora de reponer fuerzas y disfrutar de unas merecidas caelias (el traje de los romanos es tan fidedigno con la historia que pesa más de 30 kilos). Por la tarde la actuación se desplaza al graderío donde cerca de 4.000 personas disfrutaron del espectáculo. El pasaje representado este año, "El cerco de Escipión", es el penúltimo de la historia. Roma, cansada de perder en el campo de batalla, decide mandar a Publio Cornelio EscipiónEmiliano para levantar un cerco que acabe con Numancia.
9 kilómetros de muralla, un enorme foso, 200 torres, 7 campamentos y el bloqueo de los ríos Duero y Merdancho ahogan, literalmente, a la ciudad celtíbera. Los numantinos deciden que sus posibilidades pasan por romper el cerco antes de que esté cerrado completamente. En uno de esos intentos su líder, Megara, es herido. Los guerreros logran recuperar su cuerpo pero no pueden salvarle. Con su incineración el fin de la resistencia numantina está un paso más cerca. 9:30 de la noche. Cerro de la Muela, Garray. El sol se esconde en el horizonte, pero la llama de Numancia permanecerá viva durante siglos.
Autor de la crónica: Sergio García, legionario romano del segundo contubernio a las órdenes de Publio Cornelio Escipión Emiliano.